31 de mayo de 2011

Japón

Valoración y enlaces


El viaje a Japón resultó formidable, no solo cumpliendo las expectativas puestas en él, sino sobrepasándolas con creces, y el país un destino espectacular. Hablando con un amigo sobre la diferencia de cultura, la verdad es que es más Europa que Asia, es la sensación que se produce en sus calles, con sus habitantes; por supuesto con sus diferencias históricas, religiosas y gastronómicas, supongo que la Asia más profunda se encuentra en otros países o en ese Japón que nos ha quedado por conocer. 

Para mí Tokio es una ciudad en la que podría vivir, así es como suelo catalogar las ciudades a la vuelta de un viaje, para disfrutarlas o para vivirlas, y en el caso de Tokio podría intentarlo,  ya hemos conocido sus dificultades, pero también su belleza y hemos sentido su imán. Kioto, por el contrario, no la elegiría para vivir, pero me gustaría volver para disfrutar de todos sus rincones con calma, para saborear más y mejor sus templos y sus jardines. Del resto del país que nos ha quedado por conocer, sería un placer poder visitarlo.

Hablando con personas que han viajado a Japón, todos tenemos la misma sensación, que es un país muy especial, y que nos marca también de manera especial, por sus adelantos, por su pasado, por sus gentes...con lo que si en algún momento podía pensar que estas sensaciones eran producidas por ser el primer viaje importante, se desvanecen, y son las que son porque son las que el país provoca.
Lafcadio Hearn fue un greco-irlandés que se afincó en un pueblo de Japón, Matsue, y se enamoró del país y de una autóctona, y escribió un libro, En el país de los dioses, con un comienzo que creo que refleja bastante bien lo que se puede esperar de Japón:

"No deje de anotar sus primeras impresiones lo antes posible -me dijo un amable profesor inglés al que tuve el gusto de conocer después de mi llegada a Japón-, son evanescentes, ya sabe, una vez que se hayan apagado no volverán a usted; y sin embargo, de todas las sensaciones extrañas que pueda experimentar en este país, ninguna será más fascinante que esas primeras impresiones". 1890-1904 

Suscribo sus palabras, con más de un siglo de existencia y todavía en vigor. 

Si queréis ir podéis hacerlo con un tour como nosotros, pero con una buena guía material y no humana, desparpajo natural, miedo cero o lo justo a lo desconocido, y con el JR Pass para los trenes se puede acceder a casi todo el país (con sus limitaciones y tomando autobuses de vez en cuando).Ya os había dejado el link, pero bueno es tenerlo siempre a mano:


Otras páginas interesantes, en inglés todas menos una:




 Airport Limousine





Si tenéis en mente el viaje para ya mismo sólo nos queda desearos ¡¡Feliz viaje!!, y si lo estáis pensando, os animamos a hacerlo en cuanto podáis, estamos seguros que no os vais a arrepentir y que la estancia se os hará corta y según regresais estareis pensando en volver una próxima vez.

29 de mayo de 2011

Japón - Tokio - Akihabara - Roppongi

Sayonara Nippon, Domo Arigato

A la salida tomamos un taxi, ya no es hora de visitas, es hora de las compras, y como en Nakamise-dori, la calle comercial del templo Senso-ji, habíamos visto productos interesantes, nos fuimos para allá, y terminamos de comprar regalos para todos. 


Y así, cargados de bolsas volvemos al metro, todavía le debo a mi marido la visita de un barrio para su disfrute, el barrio electrónico de Akihabara, donde yo me pierdo en los productos, pero él alucina con los precios de pcs portátiles de segunda mano, yo sólo me lo paso bien con los gritos de los vendedores, con las chicas vestidas de lolitas o camareras ofreciendo publicidad sexual (hice que mi marido cogiera un folleto ya que a mí no me lo ofrecían), con las luces, y con el mercado del móvil, que tienen variedades para aburrirse.


De nuevo las luces invaden la avenida, y sobre todo hay mucha gente joven en la zona. 



El mercado comenzó tras la Segunda Guerra Mundial, cuando el ejército quiso deshacerse del material que diponía, y los estudiantes lo compraban para fabricar radios para venderlas posteriormente. Con el despunte tecnológica y económica la zona y sus productos fueron avanzando. 


En una calle transversal un coche que llamaba la atención de todos, ciudadanos y turistas. 



Volvemos a tomar el metro, ya es de noche y todavía nos queda por conocer la zona de Roppongi, donde se encuentra la torre de Tokio, que es tanto un distrito de embajadas como de torres residenciales y de oficinas, como un centro de ocio y diversión (para los japoneses ocio occidental), con las discotecas más de moda de la ciudad. Roppongi significa "seis árboles" pero el distrito no es famoso por su verdor sino por su bullicio de juerga en la noche tokiota.

Nuestra visita es a la Torre Mori para contemplar Tokio nocturno desde las alturas, con una visión de 360º, a 250 m de altura.  


En la pequeña plaza frente a la torre, la imponente y asombrosa escultura Mamán, una araña gigante, obra de Louise Bourgeois, fallecida a los 98 años el 1 de junio de 2010.



Tenemos la mala suerte que sólo está habilitado el primer mirador, cerrado por los cristales, el segundo, al aire libre, no se encuentra abierto por el viento que sopla, aún así subimos y disfrutamos entre cientos de cabezas. Las fotos no salen demasiado bien a causa de los cristales y de lo manoseados que están.


Ahora la ciudad no se encuentra tan iluminada a causa del terremoto, el tsunami y la catástrofe nuclear de Fukushima, que abastecía de energía a Tokio en un importante porcentaje. Las autoridades lo han pedido, y no sólo las empresas anunciantes, las oficinas con horarios más diurnos que nocturnos, sino que también los ciudadanos colaboran en todo lo posible en este apagón. 



Para volver al hotel tomamos un taxi, estamos realmente cansados, vamos cargados con las bolsas de compras y la salida del metro cercana al hotel no es tan cercana, es un buen paseo para el que no nos quedan muchas fuerzas. Le pido que nos lleve por la  zona dando una vuelta para conocer por lo menos en coche más de ella;  al conductor le cuesta comprendernos pero lo consigue y termino de tachar cosas en mi relación de cosas pendientes, aunque de la ciudad nos ha quedado mucho por descubrir, indagar, disfrutar y tachar.

No subimos a tomar una copa en el bar del hotel como habíamos pensado, está en la última planta, con vistas de la ciudad, pero es el lugar donde hemos desayunado, ya las hemos visto,  y no creímos que superaran a las de Roppongi, aunque seguro que serían magníficas igualmente.           

La mañana siguiente no nos da tiempo a desayunar, hemos estirado la hora de levantarnos y luego hemos estado lentos en prepararnos y recoger lo poco que queda, parece que estamos remolones a marcharnos.

Nos despedimos de Tokio, de la ciudad de las luces, de la ciudad asombrosa. Nos vamos despidiendo de Japón, de sus paisajes, de sus templos y santuarios, de su gente tan amable, de sus comidas no siempre acertadas....de un país asombroso y vitalista. 

Sayonara Nippon, domo arigato. 

Las maletas siempre están preparadas para un próximo viaje, y los que escriben más. 



27 de mayo de 2011

Japón - Tokio - Jardín Koishikawa Korakuen

La luna llena en un jardín


Con el callejeo por Kagurazaka ya son casi las cuatro de la tarde, y aquí todo lo visitable cierra a las 16.30 o a las 17 h, así que nos vamos hacia el jardín Koishikawa Korakuen, que dicen que es uno de los mejores para pasear en Tokyo. Desde la salida del metro hasta llegar es un gran paseo, ya que la entrada está dando la vuelta al recinto,  y durante el paseo nos acompañan los gritos de los de la montaña rusa de un cercano parque de atracciones, pegado al estadio de béisbol Tokyo Dome.


El jardín es una preciosidad y está lleno de detalles, algunos paisajes son representaciones de paisajes reales. El nombre, jardín del sumo placer, proviene de un poema chino, El castillo Yueyang de Fan Ahongya: "Sé el primero en sentir los problemas del mundo, sé el último en disfrutar de sus placeres" (verdades filosóficas a tener en cuenta más en los tiempos que corren o que hacen correr). 


La construcción del jardín se inició en 1629 y se completó 30 años después. Originalmente era cuatro veces más grande que el actual, casi 8 Ha y pertenecio a una rama de la familia del shogun Tokugawa. 


El puente Tsukenkyo, que queda perfecto con su color anaranjado. En teoría es una copia de un puente de Kioto, pero desconozco el nombre y situación del original. 


El puente Engetsukyo o de la luna llena, ¿se nota porqué? a pesar de que el agua no está todo lo cristalina que este puente se merece.


No se puede subir por él.


No falta el cautivador camino de piedras sobre uno de los estanques, sigo evocando a Scarlett.


También hay una pequeña cascada. 


El recordatorio del lugar donde una vez hubo un templo. 


En el paseo encontramos muy pocos turistas, más bien japoneses paseando, fotografiando y muchos también pintando. 


En el jardín se representan grandes paisajes en miniatura: Rozan (una famosa montaña china), el río japonés Kiso y en medio del estanque la isla Horai. 


El cerezo llorón, que en floración tiene que ser un espectáculo. 

 
Me recuerda mucho al Central Park de Nueva York, con todas sus diferencias, pero es como el mismo pulmón verde en la ciudad rodeado de edificios. 

Con los jardines japoneses nos quedan dos asignaturas pendientes: en primavera (un poco antes realmente; tendré que ir cargada de antihistamínicos) con la floración de cerezos, y en otoño con sus tonalidades rojas y cobrizas, esplendor cromático donde los haya. Aunque en un invierno de nieve tampoco estarán mal...tendremos que irnos a vivir un año al país.