28 de enero de 2011

Vietnam - Saigón (3) - Palacio de la Reunificación - Templo de Mariamman - Ayuntamiento

 Bonsoir Saigón


Desde la plaza Lam Son, llegamos hasta el Palacio de la Reunificación, que tenía que ser la residencia del infame presidente Ngo Dinh Diem, pero fue asesinado por su propio ejército en 1963 y no llegó a ocuparlo. Se terminó en 1966 y se instaló en él el siguiente presidente, Nguen Van Thieu, hasta que tuvo que huir del país finalizada la guerra (un poquito antes por aquello de que no le pillaran, el 21 de abril de 1975), en un helicóptero desde la terraza del palacio, delegando el gobierno en el vicepresidente, que a su vez lo delegó en el  coronelDuong Van Minh una semana más tade (menudo traspaso de poderes).  


Durante el siglo XIX el lugar estuvo ocupado por el palacio Norodom, que era la residencia del gobernador francés y luego paso a ser la del presidente Ngo Dinh Diem con el nombre de Palacio de la Independencia, pero en 1962 dos pilotos durante el golpe del Estado lo alcanzaron y fue condenado a la demolición.


En la visita nos hacemos un poco de lío al principio, vemos unas cuantas salas de reunión, imposible identificarlas ahora, pero todas ellas en la entrada tienen el nombre en vietnamita y en inglés de su uso así que con interés y en caso necesario apuntar todo sería fácil. Aparte del exceso de información durante todo el viaje, también me he relajado en ocasiones, lo que conlleva el caos en el qué es qué pero no me estresso por ello. Creo que esta es la sala de conferencias, por la mesa en forma de canoa.


Sin darnos cuenta nos topamos con las escaleras y nos vamos directamente abajo, un sótano algo claustrofóbico pero sumamente interesante, donde el presidente Ngo Dinh Diem ordenó construir un refugio antibombas.

Hay cuartos o cuartuchos con mapas, teléfonos de la época, desde donde se intentaba controlar la guerra contra el Vietcong. En otras equipos de radiofonía, teletipos, parece que hayamos retrocedido en el tiempo al bajar por la escalera, e incluso nos hemos colado en una película de espías de los 60. 


También se visita el despacho de guerra del presidente con uno de esos teléfonos con un botón rojo, tan cinéfilos ellos. 

En un salón infinidad de fotos sobre la guerra, está completamente lleno de un grupo de turistas chinos, con lo que no podemos dedicarle mucho tiempo entre tanta cabeza, pero conseguimos la foto de la foto, cuando un tanque norvietnamita derribó la verja del palacio el 30 de abril de 1975, fotografía que fue el símbolo de la reunificación del país, y por eso el cambio de nombre nuevamente del palacio, ahora Palacio de la Reunificación.


Aparcado en un pasillo uno de los coches del presidente.

 
También se pueden visitar las cocinas, que están impolutas, y se podría preparar un banquete en ellas.

Este es el despacho del presidente, ya en los pisos superiores, creo que en el segundo, donde por supuesto destaca un teléfono rojo. Desde este teléfono existía un pasillo, secreto y bien cerrado, por el que el presidente descendía a los sótanos y al búnker.


Y no estoy segura si fue aquí o en otra sala, donde el general Minh, que se había quedado en Vietnam del Sur en el poder después de la deserción del presidente y el vicepresidente, recibió a las 11.30 h del 30 de abril de 1975 al oficial del Vietcong que entró al palacio para tomarlo. La conversación entre ellos fue:

Minh – He estado esperando desde primera hora de la mañana para transferirle los poderes
Oficial – No es cuestión de transferir el poder, no se puede dar lo que no se posee

En una de las salas presentaban las credenciales los embajadores, solo recuerdo que las sillas eran rojas, pero es posible que no sea precisamente esta de la foto. Leyéndome no parezco de gran utilidad para visitar el palacio, pero su visita merece la pena históricamente y con atención a los carteles que os he mencionado se puede controlar y memorizar todo lo que se ve. 


Arquitectónicamente lo que más me sorprendió del edificio es que donde se encuentran los salones y habitaciones es en un rectángulo interno rodeado por unos amplios y altos pasillos al exterior.

 
Desde las ventanas del pasillo se obtienen unas bonitas vistas de la calle. 


Supongo que por esos techos tan altos las escaleras son “de doble piso”, es decir, se suben dos tramos para pasar de un piso a otro, y no sé si me explico bien del todo. 

Detrás de un jardín interior se encuentran las habitaciones privadas del presidente en el tercer piso, donde incluso existía un casino-bar, que no es la sala de la foto.


En el jardín de esta planta se exponen regalos que le hicieron al presidente, entre los que destacan unas tristes patas de elefante.



En el último piso se encuentra la terraza, con un helicóptero, de nuevo un UH-1. 


 
Destacan dos círculos pintados en el suelo con un mensaje en su interior, recuerdan las bombas lanzadas por un soldado survietnamita que sacó a relucir sus insignias del norte en los días finales de la guerra, vamos, un esquirol cobarde con todas las letras pero que ha pasado a héroe, cosas de la guerra y de la historia. 

Este es el texto:   At 8.30 a.m. Abril 8 First Lieutenant Pilot Nguyen Thanh Trung flew F5E and threw down two bombs at the right target here

Terminada la visita son casi las 5 de la tarde y estamos cansados, el día nos está pesando, así que decidimos hacer una última visita y elijo algo diferente, el templo de Mariamman, dedicado a la diosa hindú de la fuerza, al que llegamos bajo la lluvia, que no es tremenda como las que hemos sufrido hasta el momento pero que nos preocupa por si llega a estos extremos ya conocidos. Fue construido a finales del siglo XIX

La elección de este templo es porque es diferente, es una construcción no conocida, y aunque hay más pagodas que pueden ser visitables, esto le da y nunca mejor dicho un toque de color, con esa gopura (puerta de entrada) tan divertida. 

 
Otra razón para haber ido a este templo es más práctica, desde el palacio podemos llegar andando porque casi todas las pagodas visitables de la ciudad están alejadas y Saigón no es para caminarla y menos con horarios ajustados. 

Al entrar una señora se empeña en darme un paquete con incienso y yo lo rechazo continuamente, pero ella insiste e insiste y al final mi marido tranquilamente lo toma, él es más bueno y generoso yo, que tengo claro que esto no es un regalo y si yo quiero poner incienso lo pongo o doy un donativo pero estos modos son los que no me gustan.

El templo fue construido a finales del siglo XIX. Un patio rodea el altar central, con más imágenes de colorines representando diosas y dioses. Nos damos la vuelta al patio encendiendo los palitos de incienso y haciendo las tres inclinaciones de cabeza con ellos en la mano, aunque no tengo claro si hice las peticiones adecuadas en el incensario adecuado.

En el centro se encuentra el santuario principal, donde aparte de entrar la gente a orar también han montado un chiringuito de venta de comida, con lo que no es respetuoso hacer fotos o por lo menos no nos lo parece, incluso asomar la cabeza no nos parece conveniente. A los lados del santuario central hay otros dos, más pequeños, donde continuamente entra la gente, así que lo único fotografiable fue la decoración superior, que es tan diferente, tan colorida, tan divertida que esto no parecería un templo si la gente no estuviera haciendo sus rezos e inclinando sus cabezas.

 
Supongo que estos caballos blanco y rojo no tienen nada que ver con los de Quan Cong, pero parece que nos persiguen para dejarnos con la intriga de su propietario. 

Son las cinco y media de la tarde, llueve lo suyo, el madrugón y el día nos tienen algo cansados así que nos volvemos al hotel para intentar descansar un poco. Las maletas no necesitan mucho orden aunque mañana salimos de Saigón para volver un día después y ya en Danang las dejamos listas, pero si hay que dejar lista una de mano para no ir apurados. 

En la vuelta hacia el hotel pasamos por el Hotel Rex, donde se instalaron oficinas de la CIA y donde los militares celebraban conferencias de prensa diarias a las que los periodistas llamaban Five O’Clock Follies (la revista de variedades de las cinco) y que llegaron a conocerse como las Mentiras de las Cinco.

Saliendo del hotel por Le Loi a Dong Khoi y bajando por ésta, se halla el tramo por el que los franceses desfilaron al abandonar el país cantantdo Je ne regrette rien.


En lugar de ir por el camino recto damos algo marcha atrás para ver el Ayuntamiento, Hotel de Ville en la época francesa, construido en 1908 a semejanza del parisino (nuevamente intentaron copiar sus edificios), que es el edificio más majestuoso de la ciudad, pero no es visitable. Hoy se llama Edificio del Comité Popular y sigue albergando las oficinas de la municipalidad.


Esta zona por la que hemos paseado es donde se concentraban los burdeles y los bares de gogós durante la guerra de Vietnam, pero hoy no queda ni uno, por lo menos a simple vista. 
 
Plegamos zapatillas y nos vamos al hotel a las tareas varias, incluida la del descanso. A la hora de la cena lo intentamos en el restaurante de la planta baja, pero si es por carta tenemos que esperar más de media hora, y son casi las diez, y si no tiene que ser de buffet, en principio nos parece bien, pero cuando estamos sentados la señorita avisa que el precio por persona son 55$, yo no la entendí pero mi marido se queda a cuadros, y no por el precio en sí, sino que es una tontería pagar esto cuando no nos vamos a poner las botas. La señorita nos aconseja que lo intentemos en la cafetería, que tiene el mismo menú que ellos…cosas raras de la hostelería.

Después de la cena nos damos una vuelta por los alrededores, pero tomamos una calle que a mitad de camino no tenía nada, se volvía muy oscura y nos dimos media vuelta por aquello de ser precavidos, con lo que disfrutamos de la Ópera y del Hotel Continental  con su iluminación nocturna y poco más.