15 de febrero de 2011

Camboya - Angkor Thom - Phimeneakas

Palacio Celestial


Seguimos caminando a la salida del Bahuon, aunque no llegamos a entrar por las obras, y como compañía tenemos las ruinas y  los árboles. En algún momento Alann sube por las piedras y nosotros la seguimos con mucho cuidado para no tener una mala caída y un final de viaje anticipado. Nos sentimos algo aventureros en este paseo, en el que entramos en las ruinas del Recinto Real por esas puertas a punto de caerse que formaban parte de una muralla que lo rodeaba.



Lo único que queda en pie en el Recinto Real es el Phimeneakas, el Palacio Celestial, construido en el siglo X y ampliado posteriormente, que dicen que estaba coronado por una aguja de oro sobre una torre.

Y otra leyenda, que hacía mucho que no teníamos de estas: en la torre vivía una naga de nueve cabezas que adoptó la forma de una mujer para aparecerse ante el rey. Este tuvo que yacer con la naga-mujer ya que si no lo hacía moriría pero al hacerlo el linaje real perduraría (y todo sea por la sangre que perdure).

La construcción del palacio empezó bajo el mandato de Rajendravarman II en el siglo X, aunque fue usado por Jayavarman V y Udayadityavarman I. Más tarde fue ampliado y adornado por Jayavarman VII y sus sucesores.

 
Subimos por las escaleras, ya que están allí habrá que usarlas, y de nuevo es agradable por las vistas. Alann no sube con nosotros pero nos avisa que tengamos cuidado porque si hay niños arriba, que parece que es normal, se dedican a indicar que mires por allí para ver esto, por allá para ver lo otro y luego exigen propina descaradamente y no se suelen conformar con el "one dollar". Le contesto que la mejor táctica será la de los monos, no ver, no oír, no hablar.

 
El palacio es una pura ruina, techos de galerías hundidos y desaparecidos, agujeros entre las piedras, con lo hay que tener cuidado en donde se pisa, sobre todo al subir a lo más alto porque faltan piedras y hasta abajo hay una buena caída. Arriba solo hay tres turistas pero ningún niño.


Como Alann nos espera y no hay mucho que descubrir en este palacio no tardamos demasiado en bajar.

El palacio tiene la típica forma de pirámide escalonada, que por supuesto representa al monte Meru, y se puede ver perfectamente, con sus tres niveles y los restos de la torre. 


Esto es uno de los buenos momentos que nos deja Angkor, el poder escalar por sus templos y edificios, el sentir las piedras bajo nuestros pies y en nuestra alma.

Camboya - Angkor - Angkor Thom - Baphuon

¿Dónde está Buda? 

Como vamos a seguir caminando y descubriendo los edificios del complejo de Angkor Thom, nada mejor que un mapa para ir situándonos por cada uno de ellos. 




A la salida del templo del Bayon una pagoda estilo jemer al aire libre, con una gran estatua de Buda en su interior, pero este no es el Buda que buscamos, sería demasiado fácil. 


Ya no volvemos al coche, afortunadamente, y podemos disfrutar del paisaje con tranquilidad. Por supuesto las piedras caídas y diseminadas de los templos, murallas, calzadas, son nuestras compañeras, y aparte del asombro del gran número que sigue habiendo  sobre el terreno, también lo es porque los templos, mejor o peor, sigan en pie con tantas de ellas en falta.


Llegamos hasta la calzada elevada que lleva hasta el siguiente templo, el Baphuon.

 
La calzada de 200 m está sustentada por cientos de columnas, tiene que ser maravilloso llegar al templo andando por esta calzada, cosa que no hicimos nosotros,  que hemos llegado campo través desde el Bayón, y luego, si es menester, bajar a jugar entre las columnas.

 
El Baphuon fue uno de los templos más espectaculares de Angkor, de grandes proporciones, fue construido a mediados del siglo XI y por supuesto es otra representación piramidal del monte Meru. Su construcción probablemente empezó bajo el poder de Suryavarman I y más tarde fue completada por Udayadityavarman II en honor del dios Shiva. Marcaba el centro de la ciudad que existió antes de la construcción de Angkor Thom y es uno de los pocos edificios que quedan en pie.

El templo está cerrado al público porque está en profunda restauración, yo diría que casi construcción, ya que la guerra civil paralizó las obras, y los restos quedaron destrazos tras la etapa de los jemeres rojos. Las obras se retomaron en 1995, pero con el gran problema que cuando se pararon el templo había sido trasladado pieza a pieza por el método de la anastilosis y los restos quedaron destrozados y desperdigados dejando a los arqueólogos con uno de los mayores rompecabezas para montar. La torre central se derrumbó y seguramente no se pueda volver a levantar. Dicen que no falta mucho para que se vuelva a abrir al turismo.


Por si fuera poco ante este caos, en los siglos XV-XVI se añadió en el muro  del lado oeste del segundo nivel un buda reclinado de 75 m de largo, que es muy difícil de imaginar. La cabeza está al norte, la pared lateral que se ve en la foto.


Por supuesto a mí me costó mucho encontrarlo y verlo, ahora creo que lo tengo más claro pero siempre tengo la duda de si lo que veo es lo que es o lo que me quiero imaginar. ¿Vosotros lo véis?


Lo mejor de ir paseando es que ahora podemos disfrutar de la naturaleza, de los árboles con sus fuertes troncos y poderosas raíces de formas sugerentes. En esta foto podría ser un hombre intentando escapar del árbol.

 
Y en esta una serpiente deslizándose sigilosamente por él.

 
Lo que también podemos ver es cómo los árboles se comieron los templos, agarrándose a las piedras con sus raíces, y ahora al tiempo que son su deterioro por separarlas son su forma de sujeción para que no se caigan las paredes hasta que consigan derrumbarlas. 


Grandioso el Baphuon, al que habrá que visitar cuando le reabran nuevamente a las visitas y precioso el paseo que nos damos por la selva o el bosque, sea lo que sea.