14 de marzo de 2011

España - Llívia (Gerona/Girona) y muy poco de Andorra

Ruta circular

Los controladores y su huelga salvaje nos dejaron tirados en el puente de Diciembre con lo que sacamos un plan B de emergencia y nos hicimos una escapada a la Cerdanya, pero sin ningún plan establecido, queríamos relajarnos después de la tensión de estar pendientes de la huelga, era para estar tranquilos y curiosear un poco la zona, que nos ha gustado mucho y a la que tendremos que volver con todo más preparado para descubrirla mejor. 

Nos alojamos en un hotel de Bolvir de Cerdanya, La Torre del Remei, del que habrá un pequeño monográfico porque se lo merece, y desde allí hicimos una pequeña escapada en coche, una ruta circular, salimos en dirección Puigcerdà para entrar a Francia, Andorra y volver a entrar a España en dirección a La Seu d'Urgell. 

Casi todos los pueblos que componen la Cerdanya merecerían una visita con calma, pero como nosotros solo disponemos de este día en lugar de ir pueblo a pueblo decidimos que visitaríamos uno que nos llamó la atención, Llívia. Es un pequeño municipio situado en terreno francés pero que pertenece a España  por estas cosas de la historia y sus avatares, ya que en el Tratado de los Pirineos, firmado el 7 de noviembre de 1659 para poner fin a un conflicto derivado de la Guerra de los Treinta Años europea y por otros conflictos que siguen de actualidad, España cedió los 33 pueblos de la zona oriental de la Cerdanya a Francia, excepto Llívia, ya que estaba considerada como villa. 


La villa está situada a los pies de una colina en la que se levantaba un castillo, destruido en 1479. En los alrededores donde se encontraba el castillo comienza nuestro paseo, en la Iglesia de la Virgen dels Àngels, de estilo gótico.  



Desde el terreno que rodea la iglesia se ve el Ayuntamiento y la Farmacia, la farmacia más antigua de Europa, que ya existía a principios del siglo XV, con una colección de tarros de cerámica vidriada, que al tiempo ejerce de punto de información, pero no entramos ni a verla ni a pedir información.


A los pies de la iglesia se halla la torre de Bernat de So, del siglo XV, de planta circular y que era la prisión. 


Como siempre lo mejor es callejear, de este modo descubrimos a unos extraños y simpáticos Reyes Magos, que más parecían que habían pasado una buena noche y estaban de resaca. 


Por una de las calles se llega hasta la Plaza Mayor, donde destaca un edificio, un restaurante que tenía muy buena pinta, y del que a posteriori he tenido buenas referencias, con lo que habrá que volver para paladear a gusto la gastronomía local. 


Para volver a encontrarnos con la iglesia, pero ahora por su puerta de estilo renacentista flanqueada por dos torreones circulares. 


Con esto concluimos el pequeño paseo y no visitamos la iglesia porque estaba cerrada y no nos íbamos a esperar a la misa para hacerlo. En coche continuamos camino en dirección a Francia, pasando por la localidad de Bourg Madame, aunque creo que esto fue un despiste y se pasa antes de llegar a Llívia, pero algo hicimos mal al salir de la población. 


Desde aquí ya nos adentramos en Pirineos y sus bonitos paisajes, como el de Latour de Carol.


Y donde poco a poco según se va ascendiendo el tiempo va cambiando.


Para poder esquiar tiene que haber nieve y algo de frío.




Pero de pronto todo cambia y vuelve el sol y el buen tiempo.


Entramos en Andorra, pasamos por los desvíos a estaciones de esquí conocidas de nombre, nosotros nos dirigimos directamente a Andorra la Vella, porque lo que queremos es comer que ya es la hora. Aparcamos en el parking al lado de la Iglesia de Sant Esteve, iglesia románica del siglo XII con modificaciones modernistas.


Al no disponer de plano de la ciudad callejeamos por ella en busca de algún lugar o que nos sonará de nombre por alguna guía leída de refilón, incluida la Guía Repsol que nos acompaña, o porque nos gustará el exterior. Dimos con un hotel de buen nombre y buen restaurante, donde comimos con tranquilidad y buen gusto, donde no faltó el pa amb tomaca.


De postre fue un maravilloso y delicioso coulant de chocolate, del que todavía tengo el gusto en el paladar, y este postre fue un motivo más para dar un corto paseo por la ciudad y sus miles de joyerías y relojerías, pero como no teníamos precios de ningún artículo en especial porque  las compras no estaban planeadas, y creo que es básico llevar a información oportuna para que la compra sea rentable, no entramos a ninguna ni siquiera para preguntar. 

La ciudad ya estaba preparada para recibir la Navidad. 


Casi anocheciendo salimos de Andorra la Vella con un tráfico y un atasco tremendo, pero una vez en carretera la circulación fue mejor, aunque por desgracia a la altura de Prullans hubo un accidente terrible y mortal que nos paralizó más de una hora, pero al menos nosotros continuamos nuestro camino.