14 de octubre de 2012

Corea del Sur - Seúl - Arroyo Cheonggyecheon



Agua sobre agua, (H2O)2

El paseo por el arroyo Cheonggyecheon (en su largo recorrido hay varias estaciones de metro) lo realizamos en tres visitas: una diurna, al lado de la avenida Sejong; una nocturna, tras el City Night Tour con el autobús turístico; y una diurna, el último día de estancia. He creído más conveniente concentrarlas todas en una entrega por aquella de la lógica al buscar información. Aunque no conseguimos hacer el recorrido completo que es lo que nos hubiera gustado, pero el tiempo se puso en nuestra contra, tanto el de las manecillas del reloj como el metereológico.

El arroyo Cheonggyecheon desembocaba en el río Hangang, en 1958 fue cubierto para construir una carretera y afortunadamente en julio de 2003 comenzaron las obras de restauración, terminándose en octubre de 2005. Ya no se trata de un curso natural de agua, sino que éste es bombeado desde el río Hangang, a donde termina regresando; cada día se bombean unas 120.000 toneladas de agua.

El recorrido de paseo por sus márgenes abarca 5,84 km de los 11 km totales, con lugares interesantes, bonitos, curiosos o sencillamente de paseo, y lo cruzan 22 puentes. 

Junto a la avenida Sejong se encuentra la plaza de Cheonggye (estación Gwanghwamun), donde se encuentra la escultura rosa y azul llamada Spring, obra de Coosje Van Bruggen y Claes Oldenburg. 





El primer puente recibe el nombre de Mojeongyo y a cualquier hora del día o la noche siempre hay gente a su alrededor. 





Al principio el arroyo fluye artificialmente en una pequeña cascada alimentada por el río Hangang.



Bajo el puente de Mojeongyo han colocado un pozo de los deseos, donde tirar monedas, y nunca mejor dicho tirar, tanto al pozo como a sus alrededores. Las monedas son recolectadas por los señores de chaleco pero no sé su destino final, aunque por el uniforme lo que sí es seguro es que están autorizados para esta labor. 


Las riberas del arroyo están llenas de gente chapoteando en el agua y es que el calor, tanto por el día como por la noche incita a meterse en el agua, por lo menos a refrescar los sufridos y cansados pies. 



El siguiente puente, Gwangtonggyo, se construyó durante el reinado del rey Taejong y fue el mayor de la ciudad, utilizándose exclusivamente por la familia real y sus ministros. En la restauración del arroyo se ha colocado a 150 m de su ubicación original. 



El interior del amplio puente Gwanggyo está bien iluminado.


Esta parte relatada es la más transitada del arroyo, a partir de aquí comienza a haber más vegetación en los márgenes y se parece más a un agradable paseo, no circulando tanta gente a partir de este punto. La foto inferior está tomada desde una de las piedras que forman un paso sobre el agua, y que se  pueden encontrar a lo largo de todo el curso del arroyo a modo de puentes para cruzar de una orilla a otra. 


Sobre una de las paredes que encierran el arroyo proyectaban un bonito juego de figuras y luces, consiguiendo hacer más lúdico el espacio.


Nuestro primer paseo por el arroyo finalizó un poco más adelante, eran casi las nueve y media de la noche y lo mejor que podíamos hacer es buscar un sitio para cenar porque volver al hotel en metro nos llevaría más de una hora y se nos haría muy tarde.

El lugar que elegimos fue la torre Jongno, en el restaurante-mirador del piso superior, que aunque no es un buen restaurante, e incluso puede resultar caro para los precios de las comidas coreanas en general, sus platos son aceptables y sobre todo de mucha cantidad, tanto que de mi rica ensalada de salmón se quedó casi la mitad. 

Continuemos el paseo por el arroyo Cheonggyecheon desde el final del mismo, junto al distrito de Seongdong-gu, al que llegamos desde uno de sus ramales que vierte sus aguas en él, con un paseo también a sus orillas, que sin ser una zona especialmente bonita está acondicionada para caminar, aunque sea bajo los pilares de la carretera que pasa por arriba, lo que le da su atractivo como zona de paseo. A esta zona llegamos tras nuestro corto paseo por el mercado de medicina oriental Gyeong-dong.

 
Salimos al puente Dumuldari (estación Jegi-dong), uno de los más originales que cruzan el arroyo, con doble pasarela para cruzar pero separada, formando como el casco de una pequeña embarcación, coronado por un mástil. En realidad su forma se refiere a la unión del arroyo y su ramal ya que su nombre significa “el puente donde se encuentran dos aguas”. 



Desde el puente tenemos la visión del edificio del Museo Cheonggyecheon, con una fachada acristalada que asemeja el curso del arroyo. No lo visitamos pero nos hubiera gustado entrar en las casas de madera sobre altos pilotes que se encuentran en el exterior, a la orilla del arroyo, que son una reproducción de las que existían en las décadas de 1950 y 1960 tras finalizar la Guerra de Corea, usadas principalmente por personas sin recursos. 



En dirección a la plaza Cheonggye en teoría hay dos orillas por las que caminar, aunque en ocasiones solamente se puede hacer por una de ellas, la otra no está habilitada. 


Bajo el puente Dumuldari se encuentra el Muro de la Proposición, un lugar diseñado para los enamorados. 


Frente al muro ellas, y los ellos que quieran por supuesto, pueden jugar a ser las princesas/príncipes del cuento.


Las luces que iluminan por la noche este lugar de enamorados no podían tener otra forma, y es que han cuidado todos los detalles en este rincón, bueno, casi todos, que la vegetación necesitaría un repaso.


No tengo yo muy claro si me hacen una proposición de matrimonio en este lugar cuál sería mi respuesta, creo que me llevarían al hospital por un ataque agudo de risa incontrolable, pero bueno, para gustos y proposiciones, los colores y los lugares. 

El siguiente puente es Muhakgyo (estación Jegi-dong), que recibe el nombre del monje budista Muhak que acompañó a Yi Seong-Gye, el rey Taejo, fundador de la dinastía Joseon, cuando viajó por este lugar para buscar dónde asentar la capital. 



Durante todo el día hemos estado con la lluvia intermitente como compañera, pero en este momento comienza a caer fina pero con mucha fuerza, de la que en cuestión de segundos te cala por completo.

Sobre el arroyo todavía se pueden ver los pilares de la antigua carretera que pasaba por aquí y que afortunadamente retiraron para conseguir este increíble lugar, que a pesar de estar rodeado por calzadas con mucha circulación a ambos lados, al estar en un nivel inferior parece más un paseo campestre que urbano. 


Otro ramal del arroyo vierte sus aguas, que cada vez fluyen con más fuerza. Creo que es este lugar donde se encuentra la llamada Fountain Tunnel, pero ahora sólo hay mucha agua y nada de luces.


El siguiente puente es Biudanggyo (estaciones Jegi-dong o Sinseol-dong), que recibe el nombre de Yu Gwan, un alto funcionario del gobierno durante el reinado del rey Sejong que vivía cerca de este puente. Irónicamente su nombre significa “para proteger de la lluvia” pero con la que está cayendo la mejor protección sería ponerse a cubierto.


Comienza a haber mucho movimiento de vigilantes por el arroyo, hay patrullas en coche que circulan por los caminos. Bajo el puente las compuertas no dejan de soltar agua en el arroyo.

En el muro se encuentra la Rythm Wall Fountain, pero sinceramente al pasar por allí nos pareció curioso el lugar pero no nos pareció que de allí surgieran chorros de agua, y a pesar de que estaba escrito en la guía, esta tenía que permanecer a cubierto por la chupa de agua que recibíamos para que no se convirtiera en un papel mojado e inservible, con lo que vimos el lugar pero no se fotografió al no reconocerlo y pensar más en una curiosa decoración que en otra fuente divertida.


No es una buena opción jugar a emular a Scarlett Johansson en la escena de la película Lost in translation sobre estas piedras mojadas y con esa corriente del arroyo. 


Pasado el puente, a los lados sobre el muro que bordea el arroyo se puede ver el Muro de la Esperanza, realizado con azulejos de cerámica pintados por 20.000 personas: residentes de Seúl, ciudadanos de las cinco provincias de Corea del Norte y coreanos que viven en el extranjero. Cada muro mide 50 m de largo y 2,2 m de alto, siendo uno de los muros de este tipo más grandes del mundo. 


Los azulejos expresan la tristeza por la separación de Corea del Sur y Corea del Norte, aunque también se ven de amor, pero al fin y al cabo ¿no es todo amor?


En una de las orillas al finalizar el muro se encuentra la figura de un Dolharubang, un abuelo de piedra, una escultura realizada en roca de basalto y lava que es original de la isla de Jeju-do. Son como tótems de ojos saltones con sombrero y manos en el estómago, posición de estas manos que nos recuerda a la de los tótems de Nueva Zelanda, aunque éstos tenían tres dedos y ahora tienen las manos completas. 


El siguiente puente es Hwanghakgyo (estación Sinseol-dong), que recibe su nombre de las grullas amarillas que vivían en la zona. Aquí tenemos cortado el paso, no sólo por una señal sino por un vigilante al lado de las compuertas que no nos permitiría pasar en caso de intentarlo. Creo recordar que el paso por la orilla por la que caminábamos estaba cortado de forma natural, no había camino, y el único modo de continuar el paseo por el arroyo era cruzar, pero tanto el agua que salía de las compuertas como el vigilante estaban allí para impedirlo. 


Subimos al puente y miramos hacia atrás, se puede ver que la vegetación en los márgenes del arroyo se deja salvaje, lo más cuidado es el muro. 


Continuamos caminando a la orilla del arroyo, ahora por arriba, intentamos ver si hay posibilidad de volver a bajar, pero los accesos están cerrados. En el puente Yeongdogyo (estación Dongmyo) las palomas buscan cobijo de la lluvia, y el puente es un lugar simbólico donde decir adiós, ya que cuando el rey Danjong fue destronado por un golpe de estado se vio obligado a cruzar el puente, separándose de su familia.


Desde el puente se distingue a lo lejos el Historic Laundry Site, un lavadero antiguo que se ha recreado: son unas piedras inclinadas y muy lisas, que ahora no son naturales pero supongo que en su momento serían piedras del río, como en muchos lugares de muchos países. 


Pasamos el puente Dasangyo (estación Dongmyo), desde el que se divisan los arcos que forman el puente Malgeunnaedari (no ha salido bien la foto; estación Dongdaemun) y desde este, el puente Ogansugyo (estación Dongdaemun). Decidimos que como la lluvia vuelve a caer con fuerza no seguiremos intentando bajar al arroyo, que es realmente donde se encuentra el paseo y los lugares interesantes, aunque en un principio sólo pensábamos caminar hasta donde hemos llegado, nos gustó tanto el paseo por el arroyo que hubiéramos continuado hasta la plaza Cheonggye.


Desde aquí entramos en la zona comercial, increíblemente extensa a lo ancho y a lo alto por sus centros comerciales de Dongdaemun.


En un día sin lluvia recomiendo el paseo por el arroyo, y a ser posible que también sea sin un sol abrasador, ya puestos a pedir…No encontraréis paisajes increíbles, monumentos maravillosos, pero es un espacio muy bien restaurado, propicio para caminar en la ciudad aislándote de estar en ella. Si volvemos a Seúl volveremos a caminar por el arroyo e intentaremos hacer el recorrido completo.

En el camino que hicimos nosotros en cada salida de los puentes hay una señal indicando dónde se encuentran los aseos más cercanos, y aquí una consideración que creo importante, porque nos despistó bastante, ya que buscábamos algún tipo de caseta, pero en realidad se trata de aseos localizados en edificios públicos, como un hospital o una escuela, que permiten el acceso a los turistas necesitados. 

Voy a hacer un corte en el recorrido por Seúl y nos vamos a recorrer el país, volveremos a la ciudad para conocerla un poco más y despedirnos del país. Nuestro paseo por la ciudad continúa en el War Memorial of Korea.