9 de noviembre de 2012

Corea del Sur - Damyang - Juknokwon (Jardín de Bambú)



Verde que te quiero verde

Desde Namwon seguimos viaje por carretera, y la única manera de entender lo de los paisajes verdes y montañosos que no dejo de mencionar es intentar hacer fotografías y mostrarlas. 


Antes de llegar a la ciudad donde pasaremos la noche haremos dos paradas en Damyang. Damyang es un centro de cultivo y artesanía del bambú, produciendo gran cantidad de muebles, artículos para el hogar y obras de arte realizadas con este material vegetal. 


Así que con estas premisas vamos a visitar Juknokwon, Jardín de Bambú (2.000W), que fue plantado y cultivado en la montaña Seonginsan. 


Casi al entrar nos reciben los más comedores de bambú del mundo, los osos panda.


Poco se puede escribir de esta visita, vamos a pasear entre bambú, algunos pinos y otros árboles, un paseo muy natural. 




El bambú parece una tubería de fontanería (la imaginación es libre de asociación).



Como de bambú no vive sólo el hombre, ni tampoco el oso panda, hay unos pimientos rojos picantes secándose para elaborar la salsa que nunca falta en las comidas, gochujang


En el jardín se han grabado escenas de películas y series, y se han marcado para aquellos apasionados cinéfilo-dramáticos (que podríamos ser nosotros si fuéramos coreanos o hubiéramos visto más películas coreanas). Por supuesto, entre tanto bambú se rodaron escenas de luchas en el aire (al estilo de la famosa película Tigre y Dragón), por ejemplo para la serie Damo, decorados que se han mantenido y forman parte ahora del jardín como una atracción más, pero como se encontraban en la parte superior desistimos de visitarlos, otra cosa hubiera sido si hubiéramos sido fans de ella o por lo menos si la conociéramos de algo...si nosotros en New York nos perdemos y andamos sin fin para buscar la localización de películas, los seguidores de la Hallyu, la ola coreana, hacen lo propio.

 

El paseo lo hacemos con tranquilidad, llegamos a otra cascada donde de nuevo aparecen los osos pandas decorando el paisaje, y para nuestra sorpresa de repente escuchamos ¡español!, con lo que saludamos cortésmente y alegremente, que españoles no estamos ni viendo ni escuchando, aparte del de nuestra guía y el nuestro. 


En un pequeño apartado del jardín hay un mundo de fantasía con muñecos, no sé cuál es la razón de ser, si la tiene en sí mismo o sólo es pura decoración y divertimento para niños, pero era una zona muy bonita al tiempo que simpática, o mis ojos femeninos así la sintieron y vieron.


Un detalle de Corea que me ha encantado, de los muchos que me han fascinado, al que comenzamos a descubrir de la manera más sencilla y casera en el paseo junto al arroyo en Jeonju, es su concepción del descanso, siempre hay lugares acondicionados para ello, en muchas ocasiones con bonitos pabellones para descansar y donde hacer un picnic incluso.


A media subida del jardín hay una zona desde la que se obtienen vistas del paisaje de alrededor, ese paisaje que nos tiene cautivados, un verde infinito. 


Con esto damos por concluido nuestra paseo entre bambú, que no ha sido espectacular pero sí diferente, y por eso lo mantuvimos en la planificación del tour. Posiblemente en otra época menos calurosa y más adecuada para humidificar el bambú y a nosotros mismos nos hubiera resultado más esplendoroso y no tan seco. Lo que es cierto es que el turismo asiático lo visita, y nosotros estamos de alguna forma aprendiendo a visitar con ojos asiáticos. 


Para el calor los coreanos siempre están preparados con sus fuentes de agua para refrescarse y jugar. 


Sonia nos pregunta si nos parece bien que comamos en un restaurante situado al lado de este jardín de bambú, y esta tarea alimenticia se la hemos dejado a ella, con lo que asentimos. Hoy toca probar el arroz cocido en tronco de bambú, que mejor manera de homenajear al jardín; además también nos acompañará Kim, nuestro chófer, que este es uno de esos detalles en los que o bien por diferencia de horarios de comidas e incluso por jerarquía, no siempre los conductores comen con los turistas clientes, pero es que siendo sólo dos clientes no tiene razón de ser hacer semigrupos. 

¡La fiesta del banchan!, y es que este momento ha sido uno de los más esperados por nosotros día tras día. Hoy nos toca: Hojas de alga y no estoy segura de si hojas de apio y setas con ajos machacados por encima; lo de la segunda fotografía no lo recuerdo con claridad gustativa pero en apariencia me parece tteok, un pastelillo a base de polvo de arroz que asemeja en apariencia y sabor a la típica pasta, con salsa de gochujang y algo de azúcar que la hacía gelatinosa; en la tercera fotografía, pescaditos pequeños en salsa; verduras con sésamo…nuevos y diferentes sabores, una divertida fiesta. 




De plato principal, chuletas de cerdo a la plancha, de las que te podrías comer bandejas. 


Para compartir entre los cuatro un pez (el pescado es más caro y Sonia intenta evitarlo), semejante en textura y sabor a la caballa, o eso me pareció. 


Una sopa individual de verduras y como buñuelos de pasta, no sé si la misma del tteok o eran como bolitas de pan...no recuerdo bien, lo que si sé es que a pesar del calor nos comíamos las sopas calientes.


Y por supuesto, el arroz cocido en tronco de bambú y presentado en el mismo, con algunas judías para darle otro sabor y romper el blanco anodino.