21 de enero de 2013

Corea del Sur - Busan - Mercado Jalgachi (1)



Comer, comer y comer

Como ver la ciudad desde las alturas de la Torre Busan nos ha dado hambre, sobre todo a Sonia, que anda la pobre con el estómago dado la vuelta por los horarios, le pedimos que ya que estamos en el puerto que de nuevo ¡hoy toca pez!, para lo que nos dirigimos al Mercado de pescado de Jalgachi (mirar mapa).



En las calles por las que pasamos hay puestos con un sinfín de palanganas llenas de peces y moluscos, así como muchos restaurantes ofertando un surtido de pescados y crustáceos.





Para variar entre tanto pez, molusco y crustáceo, un puesto de frutas, con unos melocotones igualitos a los que vimos en Japón, y que luego su apariencia no tenía nada que ver con su sabor a pesar de su alto precio. 


Siguiendo con esta similitud de Corea y Japón, las calles y edificios nos recuerdan en algo al jolgorio y bullicio de Osaka en Dotomburi,aunque con grandes diferencias, ya que lo de Osaka creo que es imposible de superar. 


Entramos en el edificio del mercado de Jalgachi, y sorprendentemente tomamos el ascensor para llegar hasta el sexto piso.


En este piso hay un restaurante buffet con vistas al puerto y al mercado al aire libre bajo sombrillas que parte desde el edificio del mercado, con otra multitud más inmensa de puestos, la extensión de ya extenso mercado.


La decoración del restaurante asemeja a un añejo salón de bodas, tanto por las sillas como por las arañas que iluminan la sala. Nos sentamos a la distancia justa de los dos ventiladores que refrescan el ambiente y a los comensales. 


Por un lado se encuentra el buffet, con un amplio surtido de ensaladas, pasta, arroz, carne, rollitos de primavera o similar, la tortilla jeon que tanto nos ha gustado y de la que nos servimos generosamente, alimentos desconocidos, algunos con mejor presencia que otros, sopas…con un aviso sobre el mostrador: se cobrará un sobreprecio si se deja comida en los platos, 2.000W por 100 gr (no me parece una mala medida para la gula de muchos que luego no terminan con sus grandes platos cargados de comida, mejor hacer varios viajes y comer lo que se necesite o se quiera o se pueda).


También hay un mostrador donde se ofrece pescado, pero para mi desgracia gastronómica ningún pez grande que es lo que realmente me apetecía, incluso algún crustáceo sabrosón, lo que había eran calamares y pescados pequeños salseados. Se paga según peso. 


Por otro lado, un mostrador de carne, principalmente ternera adobada y panceta. También se paga por peso.


Sonia se encarga de elegir los alimentos, primero del mostrador de los peces, con un surtido de calamares y unas pequeñas setas, a estas setas me recordaban las esculturas que vimos en la zona del COEX

En el centro de las mesas hay una barbacoa, sobre la que se coloca un papel de aluminio, y sobre él un trozo de mantequilla para que la comida no se pegue al cocinarse. ¡Voilà, habemus comida marina!. 


Terminada la primera ronda, acompañada del surtido elegido por cada uno en el buffet, llega la segunda ronda, la de la carne: con panceta y ternera (galbi) con su hueso pegado para que le dé más sabor. Por supuesto, el papel de aluminio se cambia, para ello hay una persona que está al tanto de nuestros movimientos de platos y mandíbulas, y si es necesario llamar para pedirle lo necesario. 


Había que concentrarse para no perder comba en esta fiesta de la comida, que mis dos comensales parecían más hambrientos que yo y además eran rápidos y veloces. 


El resultado final es una guía y dos turistas saciados por completo. 


Aunque en esta ocasión hubo hasta hueco en el estómago para tomar postre, cosa que no es muy habitual en Corea, pero ya que estaban allí esos pasteles, uno les echó el diente, mientras otra se decantó por la fruta, sobre todo por esos kakis, que estaban congelados y resultaron riquísimos. 


Hago una anotación final que había leído en internet sobre comer en este mercado, y es que en los puestos del mercado, situados en la planta de abajo de este edificio, se puede comprar lo que se desee consumir y cocinar en el restaurante, bien en las mesas o bien que lo hagan en las cocinas, pagando un suplemento por el uso de la plancha. 

Una vez bien alimentados es hora de visitar el Mercado de pescado de Jalgachi.