14 de febrero de 2013

Corea del Sur - Busan



Barbacoa a la coreana

Antes de visitar el Cementerio de las Naciones Unidas Sonia nos preguntó si nos gustaría comer hoy ori, pato, ya que en la zona donde se asienta este cementerio hay buenos restaurantes especializados en este animal, y nosotros por supuesto encantados, una comida nueva a probar y además ¡pato!, pero al salir de la visita entre ella y el chófer cambian el plan, mejor nos acercamos a nuestro próximo destino para no tener que cruzar más tarde la ciudad, ¡nuestro plato sin pato!. 

Volvemos a cruzar el puente Gwangan y nos llevan cerca de la playa de Haeundae, una zona con vida comercial. Vamos hacia un restaurante de los que posiblemente como turistas normales nos saltaríamos, ya que se encuentra en un patio-callejón y seguramente nuestros ojos se lo hubieran saltado. Atención a los árboles en la parte superior del edificio, más que pretender tener un jardín es pretender tener un bosque. 


De nuevo nos toca carne a la barbacoa, aunque en esta ocasión hay un elemento especial: una chimenea o extractor de humos individual sobre cada barbacoa. Hay una zona de mesas estilo occidental, donde por supuesto y por mi comodidad, nos sentamos; y una zona de mesas bajas al estilo asiático.


Comenzamos con unas costillas de ternera enrolladas alrededor del hueso, unas galbi, como las que nos comimos en el Parque Provincial de Maisan pero en esta ocasión casi deshuesadas y de ternera. 


El acompañamiento de los platillos de banchan no es tan consistente como en otras ocasiones pero presentan dos elementos nuevos: rodajas de maíz cocidas y un puré de patatas con algunos vegetales (zanahorias, pimiento) que estaba muy rico. 



Sobre la barbacoa se coloca el extractor para que absorba bien el humo y luego se sube para que no moleste. 


Como la ternera es un alimento caro, Sonia pidió poca cantidad de ella, si comemos todos juntos todos comemos lo mismo, y completó la comida para no quedarnos con hambre con panceta de cerdo que también se hizo en la barbacoa. 


Con hambre desde luego no nos quedamos, como lleva ocurriendo desde el comienzo del viaje. Terminamos de comer y nos dirigimos hacia la costa este de Busan y de Corea, pero nos metemos en un atasco de tráfico descomunal, con lo que tardamos más de lo previsto en llegar a nuestra próxima visita. 

Es una entrada corta porque no me parecía adecuado unir la comida con la visita al Cementerio de las Naciones Unidas y la siguiente, al templo Yonggungsa, ya será lo suficientemente larga y creo que interesante como para unirla a ella; así que sólo me queda escribir ¡Buen provecho!.