5 de mayo de 2013

Corea del Sur - Garden of Morning Calm



El jardín del país

El parque nacional de Seoraksan se encuentra a unos 200 km de Seúl, a donde hoy nos toca volver. A la hora de las modificaciones del tour tuve la duda de si quedarnos un día más en el parque, siendo consciente que, estando un único día como estaba programado, no tendríamos tiempo de disfrutar de alguna caminata por él, pero sopesando por una parte que en este punto llevaríamos quince días como caracoles, con la maleta a cuesta, seguramente bastante cansados, incluso para afrontar una marcha pequeña de senderismo con fuerza, y por otra, que somos bastante urbanitas, nos gusta destripar las ciudades todo lo que podemos, buscando todas sus posibilidades, incluso las zonas menos turísticas, la decisión tomada fue que volvíamos a Seúl para pasar tres noches más allí. ¿Equivocación o acierto?, pues de todo un poco, pero siempre hay que terminar eligiendo cuando el tiempo está contado, y además viendo el tiempo que hemos tenido de lluvia en nuestro paso por Seoraksan parece que casi fue un acierto, y escribo casi porque este parque nacional creo que se merecesus días.

Emprendemos el camino hacia Seúl, realizando por supuesto una parada técnica de segundo desayuno y descanso obligatorio del conductor. 




La última visita programada del tour es al Jardín de la Calma Matutina, Garden of the Morning Calm (8.000W), y cerramos el círculo del recorrido por todas las provincias del país, ya que volvemos a entrar en la de Gyeonggi-do (mirar mapa), a la que pertenece Seúl.

El jardín con este nombre despertó nuestra curiosidad, más bien la mía, que suelo ser la que busa la información y luego realiza el consenso para la toma de decisiones, al tiempo que pensé que si en un tour se incluía tendría alguna razón, aparte de que los asiáticos sean amantes de los jardines en general. Si bien ya habíamos visitado Hallim Park en la isla de Jeju-do, al haber repetido palacios y templos, ¿porqué no un jardín?

Es un jardín de 30.000 m2, con miles de variedades de árboles y flores, que fue ideado en 1994 por el profesor Han Sang-kyung, del Departamento de Jardinería de la Universidad de Sahmyook, mientras realizaba un intercambio en Estados Unidos, con el objetivo de difundir el concepto de la belleza coreana por el mundo. 

El jardín es el más antiguo de los jardines privados coreanos, siendo el primero en adoptar el concepto de “jardín en Corea”, atrayendo cerca de 600.000 turistas al año; nosotros no podíamos faltar a la cita. 


No hay mucho que contar en esta entrada, un experto en jardinería y botánica podría ayudar más, yo solo puedo decir que es un lugar precioso, lleno de colores, así que lo mejor es ver lo que se puede encontrar en este jardín.



No falta una zona dedicada a la flor nacional del país, a la rosa de Sarón, pero creo que hemos llegado tarde a la floración y la mayoría de las rosas estaban bastante marchitas. No sólo en esta zona dedicada a ellas se pueden estas flores, en bastantes zonas del jardín también se encuentran. 



Ascendemos hasta el Alpine Rock Garden, creo que es el punto más elevado del jardín, desde el que se obtiene una buena panorámica, y donde además hay un invernadero. 




Bajamos hasta el arroyo que cruza el jardín y lo pasamos por donde podemos para alcanzar la parte situada más al norte del jardín, encontrando una serpiente bastante grande que reposaba en una piedra, que fue asustada primero por un turista al posar para la foto a su lado sin saber de su existencia, y que luego asustó al turista que pegó un salto, y a todos los que estábamos a su alrededor. 



El jardín está configurado con su valle y su zona "de montaña" con bosque, realmente uno se siente como realizando una excursión, pero eso sí, con todo muy bien cuidado y en su sitio. 



Tampoco faltan los pabellones de descanso en el jardín. 


Durante el paseo nuestros ojos ratifican el gusto de los asiáticos por las fotografías y las poses para las mismas, son un no parar continuo, especialmente vemos muchas parejas de enamorados que nos hacen sonreír en muchas ocasiones, y es ¡qué rebonito es el amor!

Hay incluso una iglesia pequeña, pero siendo el país mayoritariamente budista, no sé la razón de que sea de estilo cristiano, además si se utilizara para bodas no cabrían más que los novios, los padrinos y cuatro invitados…pero el marco es idílico para realizar la ceremonia sin lugar a dudas. 





Salimos a la Morning Plaza y al Sunken Garden, jardín que tiene la forma de la península de Corea y está lleno de flores, representando el deseo de Corea del Sur y del Norte para reunirse (claramente este verano no existían las noticias con las que nos sorprende el nuevo líder coreano de una guerra para todos). Hay miradores sobre el jardín, y es un lugar muy cuidado, con detalles románticos como el paso con bancos a los lados. 







Salimos de nuevo al arroyo, donde la gente descansa, se refresca y monta las pagodas de piedras, queda demostrado que cualquier lugar es bueno para realizar peticiones, yo supongo que ya es como un hábito insconciente: se ven pequeñas piedras, se hacen pequeñas pagodas. 




Llegamos hasta el estanque, al que no le falta detalle: un puente, una pequeña cascada y un pabellón. 


En este punto decido que es hora de un descanso merecido, ya que aunque el sol no es continuo, el calor y el bochorno es tremendo, atrás hemos dejado la lluvia y el frescor de Seoraksan. Como en esta zona hay un lugar de refrigerio, entramos en la casa de té para tomarnos esta bebida helada, eso sí, a un precio algo desorbitado, encontrando una decoración acorde con el país: sombreros, espadas, muñecos marionetas... 


Desde aquí emprendemos el camino hacia la salida terminando de recorrer el jardín. 









Haciendo un pequeño desvío hacia el Enebro Milenario, que parece más escultura que árbol. 


Terminamos de recorrer la parte que nos queda de jardín, incluyendo tomar un camino equivocado y acabar casi "de patas" en el arroyo (mojar los pies sí que nos los mojamos), entrando en invernaderos donde cuidan las plantas tanto para exhibición allí mismo como para luego ser transplantadas al jardín.















El mapa del Garden of Morning Calm para ir situándose.


Cuando buscaba información por internet me asombraron al tiempo que me encantaron unas fotos del jardín en el invierno, en Navidad, y este fue el último empujón para mantener la visita, de la que no nos arrepentimos, porque este jardín, como sus montañas y templos, forma parte del paisaje y la cultura coreana. Podríamos haberlo cambiado por un templo, una tumba real (aquí tuve mis serias dudas, porque me hubiera gustado pasar por la del rey Sejong), por un parque nacional para disfrutar de vistas y paisajes, incluso por llegar antes a Seúl, pero este bonito jardín se merecía una visita y nos sentimos afortunados de haberle visitado y espero que hayáis disfrutado de este mundo de colores.