Un
hotel boutique
Llegamos al
aeropuerto de Santiago, Arturo Merino Benítez,
Comodoro del Ejército de Aviación de Chile, del que nuestro chófer nos pregunta
si le conocemos, y ante nuestra evidente respuesta negativa, nos contesta que
ellos tampoco, ¡uppsss!, pero ya el enlace de la wiki habla de que fue el
creador de LAN, con lo que alguna razón de peso tenía que tener para darle su
nombre al aeropuerto de la capital.
Una vez que hemos
recogido el equipaje, antes de salir del aeropuerto pasamos por una oficina de
cambio, vamos a cambiar euros por pesos chilenos para poder luego pasear sin
problemas, hay que tener en cuenta que hoy es domingo, los bancos no abrirán y
lo único que nos quedaría sería utilizar una tarjeta en un cajero, pero no nos
agrada esta idea. El cambio que nos realizan es de 1€ - 650 CLP (cuyo símbolo
es $, curiosidades monetarias).
A la salida del aeropuerto nos recibe el
dicharachero y buen conversador Luis, con el mantenemos una agradable charla
sobre el viaje, sobre Chile, su turismo, su política, su vida social… de todo
un poco y con mucha enjundia.
Son más o menos las
nueve menos cuarto de la mañana, y lo primero es ir al hotel para hacer el
check-in y ver la posibilidad de entrar en la habitación, que ya sabemos la
norma de no hasta las tres de la tarde (y con suerte en algunos casos a esta
hora).
El hotel que elegimos en esta primera tanda de estancias en Santiago,
estancias realizadas por la logística aeronáutica y turística (todo pasa por
Santiago, pero conexiones rápidas pueden resultar problemáticas y conexiones
con demasiado tiempo aburridas) es el Lastarria Boutique Hotel.
La elección de este hotel, instalado en una casa de 1927, aparte de por su
aparente belleza interior, era su localización, cerca del centro histórico pero
no dentro del propio centro, que dicen que no es muy aconsejable al anochecer, y
esta lejana cercanía es lo mejor para intentar aprovechar este primer día en
Santiago, ya que mañana por esa logística aérea volaremos muy temprano para empezar un
periplo chileno, volaremos a Isla de Pascua.
Efectivamente, la
habitación no está disponible, pero como preguntando se tienen respuestas,
preguntamos la posibilidad de cambiarnos en algún baño, y en la planta baja hay
uno, al entrar vemos que hay una ducha, y miel sobre hojuelas, nueva pregunta,
¿podemos ducharnos?, respuesta afirmativa, y nuestros poros están dispuestos a
recibir el agua limpiadora y despertadora.
Nosotros nos vamos a
descubrir Santiago una vez duchados y preparados para el fresquito tiempo en
Santiago, por lo menos a primera hora de la mañana, pero como esta entrada va
del hotel haremos un pequeño repaso por él, tal como hicimos a la vuelta de
nuestro extenso y gratificante paseo por la capital chilena.
La habitación es
amplia, cómoda y bien decorada. En la mesita al lado de la cama una nota de
recibimiento escrita a mano: Estimada
Sra., Sea muy bienvenida a Lastarria Boutique Hotel. Es un placer recibirla
como nuestra huésped! Que sea una experiencia única e inolvidable. Cordialmente,
Rodrigo… Gracias, un bonito detalle, que aunque sea de los establecidos por
norma, no deja de agradar. ¡Ah!, y me dan la bienvenida porque como yo me encargo de la logística completa del viaje las reservas suelen ir a mi nombre, pero esta es otra historia a ir desarrollando durante las siguientes entregas.
Hay una zona a modo de
escritorio alargado, donde hay posibilidad de dejar las mil y una cosas
que solemos soltar después de un paseo: cámaras, bolsos, papeles, agua…
El baño mantiene los
bonitos e increíbles azulejos de la casa original en la que se aloja el hotel.
La pequeña sala o
pequeño restaurante donde sirven los desayunos (que no tendremos tiempo
material de catar) o las ligeras cenas.
Desde esta sala se
accede al bonito patio iluminado de manera tenue donde se encuentra la piscina,
con agua clara y apetecible, aunque no hace tiempo de bañarse, por lo menos a
la hora que la conocimos.
No tuvimos tiempo de
disfrutar del hotel, de sus instalaciones, ya que tiene un pequeño spa aunque no lo conocimos (supongo que una cabina de sauna y posibilidad de masajes), fue solo una noche la que pasamos,
pero nos gustó mucho y nos sentimos muy cómodos, un hotel recomendable en
la ciudad y muy bien situado. En el restaurante sólo hicimos una cena, de la que salimos satisfechos pero que al ser frugal y no de platos elaborados no puede ser considerada definitoria, pero como opción para alguna noche de cansancio creo que es recomendable.
Comencemos a pasear por el barrio donde se sitúa el hotel, el barrio Lastarria.
Comencemos a pasear por el barrio donde se sitúa el hotel, el barrio Lastarria.