17 de septiembre de 2013

Chile - Santiago - Universidad de Chile - Plaza de la Ciudadanía - Palacio de la Moneda - Centro Cultural Palacio de la Moneda - Plaza de la Constitución - Ministerio de Hacienda - Cancillería - Banco Central de Chile - Hotel Mundial - Bolsa de Comercio - Club de la Unión



Santiago cerrado por obras

Desde el barrio París-Londres salimos nuevamente a la Alameda, a la altura de la Universidad de Chile, que no hay que confundir con la Universidad Católica





Frente a la puerta de entrada se halla la estatua del fundador de la Universidad en 1842, el filólogo venezolano Andrés Bello, que fue Ministro de Instrucción del gobierno de Montt. 




Continuamos el paseo por la Alameda, nuestra intención era girar a la izquierda por la plaza Bulnes y continuar por el paseo Bulnes, pero está completamente cerrado, una importante restauración está teniendo en la ciudad, supongo que relacionado con la próxima fiesta patria a celebrar, el 18 de septiembre, aunque también puede ser un necesario "lavado de cara". 


En la acera contraria de la Alameda, y ya veíamos que estaba el acceso cortado por obras, se levanta la plaza de la Ciudadanía, construida en 2006, donde se alza una gran bandera de Chile, la bandera del Bicentenario, al estilo de la de España en la Plaza de Colón en Madrid, pero al parecer sin tanta controversia, y el Palacio de la Moneda. Nos gusta el amplio espacio que vemos aunque no podamos entrar. 



El palacio presidencial que fue construido como la ceca nacional entre 1788 y 1805 por Joaquín Toesca en estilo neoclásico. Fue diseñado con pocos pisos para que resistiera los terremotos. La estatua corresponde al presidente Arturo Alessandri, que según mis datos se situaba en la plaza trasera del palacio. El palacio fue tristemente famoso por el bombardeo de la aviación durante el golpe de Estado de Pinochet en 1973. 




Bajo el estanque de la plaza de la Ciudadanía se encuentra el Centro Cultural Palacio de la Moneda, que fue inaugurado como parte del Proyecto Bicentenario 2010 de la capital, con el que se crearon nuevos museos. 




El centro se ubica en parte del sótano del palacio de la Moneda, y durante nuestra visita se celebra una exposición dedicada al arte africano. 





En el centro también hay una galería dedicada a la cantante Violeta Parra, cuya canción icono, Gracias a la vida, es como una ironía trágica sobre su vida ya que se suicidó disparándose en 1967, y de momento escuchamos a la gran Violeta en otra de sus canciones. 




Además hay una tienda de artesanías, con una gran variedad de artículos, y sobre todo de calidad, una cineteca, una cafetería y un restaurante, Restaurant Cívico, al que decidimos entrar a comer, que no era el plan establecido porque la hora es temprana, pero dado el viaje, el jet lag, el paseo que ya nos hemos dado por la ciudad, creemos que es la mejor opción por si de repente nos da un bajón -y es que la edad aunque no queramos no perdona- y tenemos que volver al hotel, por lo menos lo haremos con los estómagos llenos. 


No pensábamos que la comida fuera como para tirar cohetes, pero el resultado final fue muy bueno, platos sencillos pero bien elaborados. De aperitivo unos trozos de mantequilla y otros de paté, y unos panes, a partir de ahora “pancitos”, que estaban de escándalo, en todo el país hay un pan riquísimo, con el que hay que tener cuidado para no acabar tan redondos como los propios panes. Los sirven siempre calientes, por lo que supongo que son panes precocinados, pero no por ello pierden prestancia o sabor. 




Compartimos un rico pulpo al olivo. 




Comenzamos una cata de las cervezas chilenas, en este caso Kross, tipo Golden Ale o Pale Ale. 




De platos principales, un bife chorizo, que en España sería un lomo alto, acompañado de una pastelera de choclo, es decir, un pastel de maíz que en este caso está gratinado con una importante capa de queso, que ya iremos descubriendo el amor de la cocina chilena por este ingrediente, al que yo admiro y quiero pero no de forma generosa sobre cualquier tipo de alimento. 





Y un bife ancho, o lomo bajo, con la grasa veteada ligeramente, acompañado de patatas fritas, unas sencillas y ricas patatas fritas... sin queso. 




Hoy aprendemos algo más sobre la preparación de las carnes, que normalmente a los chilenos y argentinos les gusta más bien hecha, con lo que lo que ellos llaman al punto no se corresponde exactamente con lo que expresamos nosotros, para tener una carne al punto es más conveniente decir que se quiere a la inglesa; aunque en esta ocasión nosotros los pedimos al punto y efectivamente llegaron al punto, pero eso sí, después de contarle al camarero cómo los queríamos en realidad y él entenderlo a la primera y explicarnos a nosotros lo de a la inglesa.


Un apunte importante es que en Chile es obligatorio, o casi obligatorio, dejar el 10% mínimo de propina, en algunas ocasiones ya venía incluida en la factura, pero en puntuales veces. 


Salimos satisfechos del restaurante, al que temíamos por aquello de estar posiblemente más dirigido a visitantes ocasionales y turistas, con el riesgo que ello conlleva, y lo vemos y vivimos en nuestras ciudades, teniendo finalmente una buena relación calidad-precio. 


Salimos del centro cultural, admirando el muro sobre el que baja agua de la fuente y una bonita escultura en el pequeño patio que da acceso al centro. 




Seguimos con el paseo, ya sabemos que la calle Morandé tiene cortado el acceso, así que subimos por la paralela Teatinos, que también tiene cortado el acceso al Palacio de la Moneda, y a la ahora su plaza trasera, la plaza de la Constitución, diseñada en la década de 1930 para crear el Barrio Cívico, con el centro administrativo y político del país. 




En la calle Teatinos, en un lateral de la plaza de la Constitución, se alza el Ministerio de Hacienda, con una bonita esquina con escultura -muy del estilo de Roma- entre esta calle y la calle Moneda. 




En la esquina de la calle Teatinos con la calle Agustinas se encuentra el ex Hotel Carrera, ahora sede del Ministerio de Relaciones Exteriores o Cancillería. En los tiempos que era hotel, desde sus plantas superiores se filmó el bombardeo del Palacio de la Moneda durante el golpe de Estado de 1973, ya que era la sede de los periodistas internacionales, como lo fue el Hotel Caravelle de Saigón -ahora Ho Chi Minh City- durante la Guerra de Vietnam. Dejó de funcionar como hotel en 2003. Como el resto de edificios gubernamentales de la zona está en rehabilitación y tapado con andamios.



Giramos por la calle Agustinas, bordeando la plaza de la Constitución infranqueable, y vemos el edificio sede de uno de los periódicos importantes de Chile, La Nación, aunque nosotros durante el viaje hemos sido lectores de El Mercurio.  




En la misma calle, más adelante, se encuentra el edificio del Banco Central de Chile, con sus imponentes puertas.




Doblamos por la calle Bandera para encontrarnos primero con el moderno edificio del Banco Santander con un paso acristalado hacia otro edificio de estilo más clásico. 




Tras el edificio surge una bonita esquina en la que hay dos edificios muy parecidos en estilo renacentista francés con columnas, y entre ambos, en una especie de pequeña plazoleta hay una fuente. El de la izquierda alberga actualmente la sede del Banco Bilbao Vizcaya en Santiago, que fue construido entre 1920 y 1923, y desde 1935 hasta 1975 alojó al Hotel Mundial




El edificio de la derecha es el de la Bolsa de Comercio, bolsa de valores establecida en Chile en 1884.





Tras el edificio de la Bolsa se encuentra el del Club de la Unión, cuya fachada da al paseo de la Alameda, presentando dos esquinas similares a la de los dos edificios anteriores, redondeadas con columnas, aunque en este caso no tiene una cúpula de pizarra. 




Es el club de caballeros más antiguo de Latinoamérica, construido entre 1917 y 1925 por el arquitecto chileno Alberto Cruz Montt en estilo neoclásico francés. En el año 2006 fue invitada la primera mujer al club. Desgraciadamente no podemos entrar en él, creo que las visitas sólo son bajo invitación, aunque espero que en algún momento, aunque sea previo pago, se pueda acceder a su interior, que se presume lujoso, ornamentado y que posee la barra de bar realizada en roble tallado más larga del país. 




Tras el edificio del Club de la Unión, en la Alameda, otro edificio capta nuestra mirada, al que ya habéis visto en las fotografías anteriores, y es que no podía faltar un edificio de este estilo en la esquina con la calle Nueva York. 



El mapa del recorrido: