8 de noviembre de 2013

Chile - Isla de Pascua



Noche de estrellas

En el camino de vuelta de la cueva Ana Kakenga a Hanga Roa, o al hotel en nuestro caso, que nos queda más cercano, en el camino pararon dos coches, de personas que habían estado visitando la cueva, que nos ofrecieron acercarnos, y antes de que esta boca pudiera decir nada, nuestra nueva amiga declina la oferta, y como soy educadita por las monjas pues no le replico, pero si llegamos a estar solos me subo en ese coche sin ninguna duda. El mundo nos sigue ofreciendo su cara más buena, bondadosa, amable. 


Llegamos al hotel cansados, aunque la caminata no ha requerido mucho esfuerzo realmente, con lo que hoy no toca un refrigerio en la terraza, lo que toca es una ducha vigorizante, para luego ir a cenar. Un detalle que se me había pasado comentar es que los caminos de mesa en el restaurante también se utilizan como toallas, ya que para la visita a la playa de Anakena, el hotel amablemente nos prestó dos.




Al ser la última noche en la isla, en la que hemos disfrutado enormemente, lo celebramos (alegría y tristeza a la vez) con un vino chileno, Santa Ema, Select Terroir 20111, de Bodegas Santa Ema, del Valle del Cachapoal, con uva carménère, uva a la que le hemos cogido mucho cariño y paladar. 


Decidimos que ya que sólo hemos comido una empanada de atún en Hanga Roa esta noche haremos un pequeño exceso, no demasiado grande ya que de nuevo volvemos a compartir. 

De primero, Ceviche en tres estilos: rapa nui (cebolla morada y cilantro), tailandés (leche de coco, ralladura de limón y jengibre, y peruano (leche de tigre de ostión). Riquísimos todos, aunque personalmente me quedo con el primero, el rapanui, porque me gusta la cebolla y el cilantro, elemento este segundo que a mi marido no le convence desde nuestro periplo por Vietnam (y es que lo mucho cansa). Acompañan chips de verduras y un camote (la “patata” morada). 




De segundo, Filete altiplánico, un filete de res con salsa de centollas, acompañado con papas a la crema con queso azul y trocitos de pera. Un mar y montaña o surf and turf internacionalmente. IMPRESIONANTE, lo mejor de las cenas que hicimos en el hotel, y de todas salimos contentos con el sabor y la calidad, de ninguna salimos insatisfechos, pero este plato era de sobresaliente. 




Además hoy toca postre, un helado de vainilla y un suspiro limeño, realizado con manjar blanco y merengue, rico y muy dulce.



Isla de Pascua tiene muchos encantos como habéis podido ver, pero por las noches sobresale uno por encima de todos, y es que tiene un cielo claro en el que se pueden ver un sinfín de estrellas, te puedes tumbar mirando hacia arriba y pasar la noche arropada por el cielo iluminado (y un buen forro polar o plumas porque si por el día hace calor, por la noche bajan las temperaturas, por lo menos en la época en que la visitamos). ¡Que bonito!




Para terminar nuestro viaje por Rapa Nui, creo que la mejor frase es la de un antiguo refrán rapanui, “aquí lo único más incierto que el futuro es el pasado”. 


Rematamos con música del grupo rapanui Matato’a, que aparte de ser rítmica y bonita, va acompañada de imágenes de la isla, más imágenes, bellas imágenes, como las que se nos han quedado en las retinas y en las cámaras.