11 de diciembre de 2013

Chile - Salar de Atacama - Laguna Chaxa



Escuchad el sonido quebradizo
de la sal viva, sola en los salares,
El sol rompe sus vidrios en la extensión vacía
Y agoniza la tierra con un seco
y ahogado ruido de sal que gime

(Canto General, Pablo Neruda)


Continuamos camino por el desierto de Atacama tras nuestro paso por Toconao, y nos dirigimos hacia el imponente Salar de Atacama (mirar mapa de localización). El salar es una depresión de terreno situada entre las cordilleras Domeyko y de los Andes, donde antes existía un lago salado seco. El salar de Atacama es el más grande de Chile, con una superficie que supera los 3.200 km2, 100 km de longitud y 30 km de anchura, siendo superado en extensión por el Salar de Uyuni en Bolivia, las Salinas Grandes de Argentina, el Salar de Etosha en Namibia y el Gran Lago Salado de Utah en EEUU. 

Durante millones de años el lago se fue creando por la acumulación de las lluvias, los deshielos de la cordillera y las aguas del río San Pedro de Atacama, formándose el salar cuando el agua del lago se evaporó, dejando una gruesa capa de cristales de sal sobre el terreno. Geológicamente está formado por capas de sal y arcilla, que fueron originalmente horizontales, pero que fueron plegadas por los movimientos de la corteza terrestre, dejando sustratos a la vista, por lo que se puede ver la mezcla entre el blanco de la sal y el ocre de la arcilla. 


Nos encontramos en el Sector Soncor de la Reserva Nacional Los Flamencos, y antes de comenzar la visita entramos en una sala donde vemos un vídeo explicativo sobre el salar, su formación, su aprovechamiento, su flora y su fauna, su bonita y colorida fauna; resulta muy interesante. 

El aire en el salar es extraordinariamente seco, lo que le da una transparencia perfecta, y por esta transparencia medir las distancias conduce a errores, parece que los lugares están más cerca de lo que realmente están, que es lo que pasaba con la visión que teníamos en el camino de Calama a San Pedro de Atacama

Bajo el salar hay un lago, cubierto por la gruesa y rugosa costra de sal tiznada con el polvo del desierto. El agua de este lago contiene una de las mayores reservas de litio del mundo, el futuro de la economía chilena (ya veremos los efectos sobre el medio ambiente). En algunos lugares la costra se ha abierto, ha aflorado el agua y se han formado lagunas de diversos tamaños, que son el hábitat de aves acuáticas, principalmente flamencos, taguas y guallatas. 

Una vez que sabemos más sobre la geología del salar, entremos en la laguna Chaxa, y el camino que conduce a ella lo hace mostrándonos una paleta de colores desde el suelo hasta el cielo, pasando por el blanco salino, el azul de la laguna, el rojizo de la cordillera Domeyko y el azul nítido del cielo, todos ellos con diferentes matices. Maravilloso. 


Los Andes y sus volcanes son los vigilantes del entorno pedregoso y seco. Al comienzo del paseo no se nota demasiado la sequedad del ambiente, pero pasado un rato sí que la garganta comienza a endurecerse, posiblemente yo lo notaría algo más porque mi garganta es demasiado sensible y cualquier cambio de temperatura o humedad la provocan, aparte del seguro efecto placebo por ver esa costra de piedra y sal. 


No las teníamos todas con nosotros porque no es una época muy adecuada, la del invierno chileno, en la que se puedan ver muchos flamencos, tal y como hemos visto en los documentales, pero allí estaba él, posando para los visitantes y sus cámaras. No, no es una figurita de jardín kitsch, es un flamenco de carne, huesos y plumas rosáceas; los paparazzi turistas como locos con sus cámaras. 



También hay otras aves, creo que se trata del chorlo de la Puna, una pequeña ave que mide entre 17 y 18 cm. Tiene su nuca de color canela, con una banda negra entre los ojos. Todos estos datos me llevan a él. Aparte del dato que se puede encontrar con gran facilidad en esta laguna. 


A la izquierda el volcán Licancabur, y al frente, el volcán Láscar, de 5.592 m de altura, que se encuentra activo y bastante activo, ya que se puede ver la fumarola de humo sobre su cima, y que ya en abril de este año incluso hizo que se tuviera que dar la voz de alerta y alarma al aumentar su actividad y provocar algunos sismos. 


Hacia la derecha del volcán Láscar se encuentra el volcán Miñiques


Nos encontramos cautivados ante el asombroso y magnífico paisaje, ante su fauna, para nuestros ojos escasa y lejana, pero muy atrayente. 


Podría tratarse de la Luna, con sus volcanes y antes de que se desapareciera el agua, algo así como "antes de ". 


Hay tres tipos de flamencos en el Salar de Atacama, dos de ellos se pueden ver en la laguna Chaxa, el flamenco andino y el flamenco chileno, nosotros creo que solo vemos al andino o parina grande, pero esto de identificar por colorido rosáceo, alas rosas o rojas es complicado; me guío porque el pico del andino no es tan curvado como el chileno, y en la fotografía no parece tan curvo, pero esta información no es nada fiable. 




Los flamencos suelen pasar la mayor parte del tiempo con la cabeza en el agua, utilizando su pico como un sifón para atrapar crustáceos –artemia franciscana-, algas y bacterias con carotenoides, que son los que le dan el color rosáceo a su plumaje. En el centro de visitantes de la laguna hay una urna donde se pueden ver estos pequeños animalitos. 

Los flamencos pasan de 14 a 16 horas comiendo, no abren el pico más de un 1 cm y tienen un promedio de vida entre 18 a 20 años. Los nidos los construyen en rocas de sal porque mantienen más el calor.  



Cuando estábamos a punto de emprender el camino de vuelta, de repente a nuestra espalda un trío de flamencos llegan al vuelo, ¡guauuuuu!



No hemos encontrado un mundo rosado en la laguna pero la experiencia ha resultado preciosa, porque no es lo mismo ver este mundo de color de rosa en un zoológico, que siempre resulta bonito, que hacerlo en un entorno natural, ¡y qué entorno!