31 de julio de 2014

Irlanda - Dublín - St Michan's Church

El dedo de la suerte



La calle principal a la que salimos atravesando el jardín de King's Inn, Constitution Hill, es de nueva construcción y no tiene ningún detalle llamativo, a no ser unas pequeñas casas (casi como de enanitos o de juguete que tienen su encanto), y apretamos el paso  por la hora que es, aún nos falta una iglesia que no podemos perdernos y como ya sabemos los horarios de Dublín a lo mejor no llegamos a tiempo. La continuación de Constitution Hill es Church St y en ella se encuentra la iglesia. El día anterior estuvimos al lado suyo, en Smithfield Village, pero al hacer la visita a The Old Jameson Distillery no nos dio tiempo, y ni siquiera lo intentamos, era paseo en balde con seguridad.

St Michan's Church es el edificio más viejo al norte de la ciudad, reconstruido en 1686 sobre una iglesia vikinga del siglo XI. Por fuera es más bien sencilla, sobre todo su entrada, incluso si se pasa sin saber donde se va se puede saltar con facilidad al no llamar la atención, aunque presenta una torre que se parece a la de St Audoen's Church (no hubo tiempo de fotografía ni de buscar ángulo, todo fue muy rápido) y a la torre Minot de St Patrick's Cathedral

                                             Fuente: commons.wikimedia.org

Según llegamos entramos con premura por el horario, pagamos la entrada y nos dicen que pasemos a la iglesia, que la veamos y que en unos cinco minutos vienen para comenzar la visita. Su interior es también sencillo pero resulta acogedor. 


Lo más destacado es el panel de madera labrado sobre el órgano, con motivos frutales e instrumentos musicales: un arpa, una gaita, destacando un violín entre ellos. Parece que en el órgano, de 1724, Haendel tocó su Mesías. 
 


Viene un simpático irlandés (no recuerdo su nombre, lo siento, porque además se lo merece) a buscarnos, no el que nos ha vendido las entradas, salimos de la iglesia y por el lateral llegamos al cementerio.  

Hay unos portones de hierro en el suelo, abre uno de ellos, entra, enciende las luces y nos avisa que ya podemos entrar, vamos a visitar la cripta, que es a lo que hemos venido.  

Ya entrar por ahí impresiona, recuerda a las antiguas carboneras, tiene unas escaleras con escalones amplios y altos y un techo bajo con el que hay que tener cuidado en un momento para no darse con él (si esto lo escribo yo que soy bajita es porque es bajo realmente), techo del que cuelgan unos hilos muy compactos y gruesos, deben ser telarañas, pero si eso lo hace una araña es para preocuparse por su tamaño.  

La particularidad de la cripta es que por una conjunción de elementos naturales, magnesio y caliza en sus paredes, y de temperatura, los cuerpos se momifican de madera natural. El guía nos cuenta, en un inglés fácil y divertido, con multitud de gestos con las manos y con la cara -es para verlo, lo que hace que nos pasemos un buen rato a pesar del lugubre lugar-, lo que allí se encuentra. 

En una sala hay cuatro ataúdes, que se han resquebrajado y de ahí el hallazgo de las momias, de las que nos explica sus posiciones y las suposiciones de quienes podrían ser. A la izquierda, una monja; en el medio un hombre muy alto para la época, y que además presenta dos rasgos extraños, le han cortado los pies y una mano, para lo que hay dos explicaciones, o es un ladrón (por lo que yo me decantó) o como no cabía en el ataúd lo cercenaron para que entrara (no me gustaría creer esto aunque una vez muerto da lo mismo); y a la derecha, un desconocido, no se sabe nada de él (o todavía no han escrito –o inventado- su historia). 


En el ataúd del fondo, perpendicular a los otros tres, en los que no se ve el cuerpo desde nuestra posición, un supuesto cruzado, con una particularidad extraña y curiosa, en su mano derecha hay un dedo levantado y muy largo, que el guía dice que da suerte tocarlo. Estamos solos nosotros con el guía, abre la puerta de la verja y nos deja entrar para encontrar la suerte, nos dice más o menos "yo no se lo voy a decir a nadie y él tampoco", yo paso de entrar, el repelús me puede, mi marido animado por el guía entra y le toca el dedo, no vaya a ser que de verdad de buena suerte y perdamos una lotería por cobardes (o respeto a los muertos). 

La teoría es que no se pueden hacer fotografías, pero el guía nos deja,  yo supongo que si los grupos son muy pequeños, y creo que no deben ser muy grandes, hace la vista gorda ante las fotos y que deja tocar ese dedito suertudo a todos, es parte del espectáculo de la visita -además en internet hay una buena variedad-.  
Salimos de esta cripta y vamos a otra, si no quería una taza tengo dos, entrando con el mismo ritual, baja él primero, enciende la luz, entramos nosotros, pero en esta ocasión dice que va a ver si han llegado nuevos visitantes, así que hacemos algunas fotos mientras estamos solos, pero no muchas que no era cuestión de aprovechar el momento -aunque seguramente también lo haga para tantear al visitante y para permitir el noble arte de la fotografía-. 

En una de las salas, un desorden de ataúdes.

Vuelve nuestro simpático guía -sin más visitantes- y nos sigue contando la historia de sus muertos. Hay una puerta con tres agujeros, enciende la luz de la sala y aparecen unos ataúdes majestuosos, son de gente rica e importante y se nota en su madera, en sus remaches, en su decoración. 
En las verjas que cierran algunas de las salas de las criptas se pueden leer nombres supuestamente de hombres ilustres en la historia de Irlanda.

Casi al principio de esta cripta hay una sala habitación con dos ataúdes y una nueva historia, la de los hermanos Sheares, revolucionarios libertarios en 1798, que fueron ejecutados de un modo brutal: ahorcados, pero parece que no les dejaron morir del todo a propósito, les sacaron las entrañas, los despedazaron....como una muestra de escarmiento a los posibles rebeldes futuros. El modo en que el guía contaba esta historia era divertido, sus gestos eran geniales a pesar de la historia.

A la salida hablamos de fútbol con el guía y es otro irlandés al que le gusta España, ha visitado Andalucía, Barcelona y se lo ha pasado muy bien en nuestro país.

Esta visita ha sido algo escalofriante pero sumamente interesante, y con un guía estupendo y muy divertido, al que le damos las gracias. Fuimos los últimos visitantes, al marcharnos cerraron la iglesia. Yo recomiendo esta visita por lo genial que resulta, sabía que me encontraría momias, pero no su estado y por supuesto no conocía el guía tan fantástico que se encarga de la cripta. 

Situación de la iglesia: