6 de abril de 2014

Chile - Punta Arenas - Cementerio Municipal Sara Braun - Avenida Manuel Bulnes - Monumento al Ovejero - Monumento al Inmigrante Croata



De los Braun y otras familias

Después de haber tenido una vista general de Punta Arenas desde el Mirador de los Soñadores y desde el Mirador del Cerro de la Cruz, comenzamos a conocer la ciudad de punta a punta, lo que podamos, y para ello comenzamos, por una cuestión de horario y localización, por el Cementerio Municipal Sara Braun (mirar mapa de situación), situado en la avenida Manuel Bulnes, por la que hemos pasado durante nuestras entradas y salidas de la ciudad. En teoría son quince minutos andando desde la plaza Muñoz Gamero, pero a mí me pareció que la distancia era mayor de lo previsto, ya que las cuadras (manzanas) son muy amplias. 


El cementerio fue habilitado en 1894, y en 1918 comenzaron las obras de construcción del portalón de entrada, financiadas por Sara Braun Hamburger y su padre, Elías Braun, de origen ruso que se afincaron en la Patagonia, terminándose en 1919. Según se cuenta, Doña Sara, que fue una de las mujeres más influyentes de la Patagonia, puso como condición que una vez que sus restos ingresaran a través de la puerta central, ésta debía ser cerrada definitivamente. Cierto o no, cuentan que desde entonces la puerta no ha vuelto a ser utilizada. 


Como aparcamos justo al lado, que en teoría está prohibido pero son las ventajas de contar con chófer túristico con carnet de guía, es imposible tomar una fotografía frontal y completa de la fachada de entrada, así que nos conformamos con la trasera y con la famosa puerta, con lo que la ventaja se torna en desventaja. 





El cementerio de Punta Arenas es comparado con el más conocido de La Recoleta en Buenos Aires, pero no puedo hacer una valoración de los dos porque el segundo no lo conocemos in situ, solo por fotos, y en este de Punta Arenas no hacemos un recorrido completo, solo por algunos lugares más emblemáticos del mismo, no podemos pasar la tarde de tumba en tumba (con mayor cantidad de tiempo seguro que cerca de una hora hubiéramos paseado buscando los detalles más bonitos o extraños o curiosos, porque en los cementerios se pueden encontrar todo este tipo de detalles, aparte de desgranar la historia de la ciudad y de los ciudadanos ilustres o anónimos). De todas formas creo que el de La Recoleta es más monumental en general.




Tras el portalón de entrada hay una plaza, de la que parten varias avenidas flanqueadas por cipreses recortados como si fueran gigantescos setos, de forma oval y a los que solo les faltaba que por las noches cobraran vida; están realizados a forma de un jardín inglés (esta es la teoría pero me parece que con su altura sobrepasan la idea). En total hay 660 cipreses (mantenerlos tan bien cuidados y en su forma debe llevar mucho trabajo y tiempo), y las avenidas de estos grandiosos setos dividen el cementerio en sectores. 




En la plaza destacan dos mausoleos, el de la familia Kusanovic, familia de origen croata que llegó a Chile tras la Segunda Guerra Mundial. Rectifico el dato de la llegada de esta familia por un comentario anónimo, de un descendiente, un nieto: los hermanos Vicente y Antonio Kusanovic Mihovilovic llegaron a Punta Arenas en 1895 y no despues de la II Guerra mundial. El sitio del cementerio fue comprado por ellos en 1913 y el mausoleo se construyo en 1914.





Y el mausoleo de la familia Menéndez, el español que emigró a la Patagonia y se convirtió en "rey"


En la plaza también hay una cruz en recuerdo al capitán Adolfo Andreser, que hizo ondear en la isla Decepción la bandera chilena como señal de soberanía de Chile en la Antártida. 
 



En el paseo pasamos al lado de la tumba de Doña Sara Braun, pero no tenemos fotografía de ella, supongo que al fotógrafo no le pareció lo suficientemente interesante y yo iba escuchando las indicaciones de Obdulio y no estaba pendiente ni de mi cámara ni de la cámara de mi partenere. Y es que el mausoleo es sencillo en comparación con estos, rematado con una cúpula ortodoxa, la cúpula cebolla, pero en lugar de ser dorada es negra, adecuada al entorno. 


Fuente: panoramio by ramman


Un detalle curioso en una de las tumbas, de una familia suizo-francesa, es el grandioso árbol plantado sobre ella. 




Obdulio nos conduce hasta uno de los extremos del cementerio, con un vallado singular y con vistas a un campo de fútbol, y es que este deporte en Chile se vive (¡!) de manera muy especial, hasta desde el "más allá".




Otro monumento funerario que es curioso es el del Conde Graf Spee, construido en 1925 por la colonia alemana de la ciudad en homenaje a los marinos caídos en la batalla de las islas Malvinas en 1914. Curiosos son los dos proyectiles y curioso es en sí mismo el monumento, como un signo del poder de Alemania en el sur de Chile, porque no se trata solo de respeto a los muertos y sus familias, sino de un claro y sentido homenaje patriótico. 




En el cementerio hay tumbas y mausoleos de los colonos que llegaron a esta tierra de todas las partes del mundo, por lo que los apellidos son internacionales: alemanes, croatas, escandinavos, franceses, británicos, suizos, italianos, griegos y por supuesto, español. Junto a los mausoleos y panteones arquitectónicamente impresionantes hay tumbas sencillas, casi todas (siempre hay excepciones) con sus arreglos florales, aunque sean de plástico que son los que soportan las inclemencias del tiempo y del viento que sopla en esta zona del país. Todos ellos cuentan, a su manera, más conocida o anónima, la historia del sur de Chile. 





Obdulio ya enfilaba hacia la salida cuando le hago un requerimiento, acercarnos hasta el que recibe el nombre de Monumento a los Indígenas. Mi petición le hace sonreír, no sé si es que no suele incluirlo en la visita al cementerio por respeto o porque no lo considera importante.  



Es un monumento a los indígenas, a los selknam, que murieron víctimas de las enfermedades durante el siglo XIX. A los pies hay una placa que reza:

El indio desconocido llegó
desde las brumas de la duda
histórica y geográfica
y yace aquí cobijado
en el patrio amor de la chilenidad
Eternamente”. 




Más que el valor artístico de la estatua, que no es de una gran realización, tiene un valor espiritual, ya que es un lugar considerado como animita (como las que hemos ido viendo en las carreteras, principalmente durante el trayecto de Calama a San Pedro de Atacama y de Punta Arenas a Puerto Natales. En este animita se realizan peticiones o favores y por ello está rodeado de incontables placas de agradecimiento. Impresiona la fe de la gente y el número de favores concedidos.  




La avenida Manuel Bulnes hoy luce más hermosa por el sol que la ilumina (y de paso algo nos calienta). Me parece un paseo muy agradable para caminar, aunque la avenida tenga un tráfico continuo ya que es entrada y salida de la ciudad. 





En esta avenida, un poco más arriba del cementerio, se sitúa el Monumento al Ovejero (mirar mapa de situación), realizado por Germán Montero en granito. 




El monumento consta de un ovejero -por supuesto nada que ver con el propietario de la estancia, sino con el trabajador de campo-, sus ovejas, perro y mula. Obdulio está muy orgulloso de habernos traído hasta aquí y está empeñado en hacernos fotografías de pareja entre las ovejas, y alguna nos hacemos para no desairarle, ya que para él parecía un lugar emblemático, no sé si solo turísticamente o como parte de la vida patagónica.




Si continuáramos por la avenida Bulnes nos encontraríamos con diversos monumentos en ella, como el busto de Manuel Bulnes y el Monumento al Inmigrante Croata (mirar mapa de situación), al que vimos el día de nuestra llegada a Punta Arenas para emprender viaje por carretera a Puerto Natales. 




Continuando por la avenida se llegaría hasta la Zona Franca para realizar compras libres de impuestos, a la que Obdulio parece tener cierto interés en llevarnos porque nos la mencionó en varias ocasiones, pero nosotros no estábamos interesados en comprar más, además de haber leído que no se obtienen tantas ventajas como se le supone.