5 de noviembre de 2014

Canadá - Parc des Chutes de la Petite Rivière Bostonnais


El agua de la chute 

Después de nuestro paseo en hidroavión sobrevolando el Parc National de La Maurice toca reponer fuerzas, hoy la comida está incluida en el tour, haciendo la parada en un albergue que en la primera impresión nos parece encantador, tal y como se anuncian ellos mismos; su nombre, Les Florès, situado cerca de la ciudad de Shawinigan, en la pequeña localidad de Sainte Floire.  


La confusión del lago donde realizamos el vuelo viene porque el lago, Lac a Beau, está pasado Shawinigan, pero el albergue está junto a esta localidad, lo que significa que hemos vuelto hacia atrás, por lo que me resulta raro, pero no imposible.

Las zonas comunes del albergue resultan acogedoras, muy de refugio de montaña, en las que tomar un desayuno buscando los rayos de sol, tomar un café o té o unas copas con charla. 



El comedor estaba dispuesto para nuestra llegada, y el servicio preparado para servirnos la comida, no hay menú para elegir y por supuesto la bebida se paga aparte. La marca de la mantequilla nos sorprende, Saputo, el propietario del equipo de fútbol de la ciudad, el Montréal Impact, cuyo estadio vimos durante nuestra visita al Parc Olympique


De primero, sopa de nabo, que nunca la había comido y resultó que estaba rica, aunque su color se asemeja a la calabaza pero no tenía el dulzor de esta. 


De plato principal, cerdo asado con puré de patatas y verduras, que estaba muy bueno, en un punto justo de cocción para que quedara tierno y jugoso. Lo cierto es que la ración no era espléndida y más de uno se quedo con hambre, pero tampoco era tan escasa aunque hubo voces en el grupo bastante disconformes... ya nos acordaremos del cerdo más adelante durante el viaje. 


De postre, dos pequeñas porciones de tarta, con crema de frambuesa o con arándanos; en lugar de tener un sabor casero, que era lo esperábamos, lo tenía industrial, y si no era de este tipo es lo que nos pareció.


El viaje continúa por la carretera 155 por un paisaje de verde y agua, por la región de La Tuque, pero es imposible realizar una foto algo decente (recordar que el fotógrafo oficial de este blog va sentado en sentido contrario a la marcha del autobús y la parte fotográfica va de mi parte). 



Como vamos bien de tiempo, Ángel decide hacer una parada extra en el Parc des Chutes de la Petite Rivière Bostonnais, en la región de La Tuque, que recibe el nombre de bostoniano porque en esta zona un hombre originario de la ciudad de Boston poseía un terreno de caza. 


Paseemos con música de un cantautor y poeta nacido en La Tuque, Felix Leclerc. 


Junto al salto de agua, de 35 m de altura, se ha construido un camino con escaleras de madera hasta llegar a la base del mismo. La pena es que el camino está cortado con lo que no podemos ver la cascada por completo, pero nos gusta lo que vemos de la cascada, de su paisaje. 



Un puente de madera conduce hasta una torre de observación para tener una buena visión del paisaje que nos rodea. 



La torre, de 21 m de altura, fue construida con madera, haciendo honor a la tradición maderera de la zona, por la que se realizaba el traslado de troncos por los ríos desde la década de 1850 hasta 1961. Una inmensa mancha verde hasta el infinito es lo que ven nuestros ojos.




Es una zona de pesca con gran variedad, para los pescadores debe ser un verdadero paraíso, para el resto un precioso paisaje. 


En el parque hay un centro de la naturaleza, donde un dicharachero canadiense se dedica a practicar los idiomas, con nosotros disfruta con el castellano, que aprendió durante un viaje a Barcelona (curioso, curioso, quebequés que habla francés e inglés practica castellano en Cataluña…). En el centro hay una gran variedad de animales disecados, pero aunque resulta didáctico, ver los animales así me produce cierto malestar; en las fotografías dos animales típicos canadienses: un castor y un alce. 



Mapa de situación: