7 de enero de 2015

Canadá - Baie Saint Paul


Pueblo de artistas (volvemos al encanto) 

Desembarcamos del ferry desde la L'Isle aux Coudres, de nuevo en Saint Joseph de la Rive, para continuar el viaje por la región de Charlevoix por la carretera 362, recibiendo la grata sorpresa de nuestro guía Ángel que haremos una parada extra, supongo que para resarcimos de la mala experiencia en la isla, de la que creo que todos le dimos cuenta de nuestro disgusto, en el supuestamente bonito pueblo de Baie Saint Paul



En la localidad paramos junto al Musée d’Art Contemporain, pero no pasamos a visitarle, y seguramente su colección sea digna de conocerla y disfrutarla, pero el poco tiempo disponible lo decidimos pasar en las calles de Baie Saint Paul. Junto a la entrada del museo, la imponente estatua de lo que me pareció (y me sigue pareciendo) un habitante de las Primeras Naciones (lo que vemos no tiene porqué ser lo qué es). 



No es de extrañar la existencia de este museo en esta villa pequeña, porque en la región de Charlevoix, como hemos ido viendo durante el viaje desde Baie Sainte Catherine, se han instalado muchos artistas con sus talleres, y precisamente Baie Saint Paul es conocido como el pueblo de artistas, y así, en la calle del museo también se puede ver un mosaico florido y colorido junto a la calzada. 


Aparte del museo, hay muchos talleres (ateliers) y galerías de arte. 


Giramos por la Rue Ambroise Frafard (la carretera principal, 362) hasta el convento de Petites Franciscaines de Marie, complejo que debido a las pocas monjas que lo habitaban se puso en venta en 2013, y no sé si se ha realizado su venta (un espacio de museo sí que hay en la actualidad pero supongo que será principalmente en la capilla y alguna que otra sala que refleje la vida monástica). 


Damos media vuelta por la misma calle, donde aparte de ir encontrando tiendas y restaurantes o cafeterías, hay más galerías de arte, instaladas en bonitos e históricos edificios. 


Caminamos hasta la cercana iglesia de Baie Saint Paul, construida en 1962 que mantiene el tono arquitectónico de la región.



Su interior es luminoso, diáfano y con pocos elementos decorativos. 



En la plaza de la iglesia hay una pintura-cartel que nos recuerda muchísimo en su colorido y diseño al Cirque du Soleil, y es normal esta asociación porque en Baie Saint Paul fue donde nació esta empresa. En 1982, se reunieron Guy Laliberté, Daniel Gauthier y otros amigos para organizar un festival de artistas en la localidad, comenzando a caminar sobre zancos para promocionarse, como tuvieron mucho éxito posteriormente solicitaron al gobierno quebequense una subvención para realizar un festival coincidiendo con el 40 aniversario de la llegada de Jacques Cartier. 

En 1984 nació Cirque du Soleil, cuyo nombre se debe a una puesta de sol que Laliberté contempló durante un viaje a las islas Hawaii, inspirándose para crear una nueva forma de realizar circo en un espectáculo sin animales y con un enfoque mucho más teatral, con escenografías llenas de magia, montajes de gran dificultad; para ello se nutrieron de las tradiciones circenses de Europa y Asia. Tras varios éxitos locales se marcharon a Los Angeles a probar fortuna artística y a partir de ese momento hasta el día de hoy su desarrollo y magia es imparable, un referente en el mundo del espectáculo. 


Frente a la iglesia, el edificio del colegio de la población y el que alberga a la Comunidad de Municipios de Charlevoix. 



Salimos a la calle principal, Rue St Jean Baptiste, flanqueada por casas del siglo XIX, muchas de ellos reconvertidas en galerías de arte, tiendas, restaurantes. 




Hay un museo que "pint"a interesante, sobre todo si es interactivo, pero nos quedamos con las ganas de conocerle. 


Como el tiempo no da para visitas culturales o pseudo-culturales lo utilizamos para visitas comerciales, entrando en diferentes tiendas en busca de ese objeto de recuerdo o de regalo, finalizando en una de chucherías que era el paraíso de cualquier goloso y de la que conseguí salir con un solo cucurucho de gominolas, ¡y pequeño! 



Ninguno de nosotros (me refiero a los participantes en el tour) entendemos porque no se eligió esta población para dormir en lugar de L'Isle aux Coudres, isla que desconocimos, por lo menos aquí hubiéramos podido disfrutar de las calles, arquitectura, vistas, restaurantes, tiendas... de Baie Saint Paul. Desconozco su capacidad hotelera, su ocupación en las fechas del viaje, y sobre todo sus precios, pero no hay duda que es una alternativa mejor a la isla porque su oferta de ocio es mayor y el tiempo disponible para disfrutarla también.

A la carrera volvemos hacia el autobús, que nos espera junto al museo y al cementerio. 



Mapa de situación de Baie Saint Paul: