21 de enero de 2015

Canadá - Ville de Québec - Haute Ville - Porte de Saint Louis - Rue Saint Louis


Una puerta y una calle 

L'Assemblée Nationale se sitúa entre el Boulevard René Lévesque y la avenida Grande Allée Est, avenida a la que salimos andando desde el Parlamento, porque su continuación es la Rue Saint Louis, donde podemos ver la muralla de la ciudad, en gran parte restaurada, y una de las puertas de entrada en ella, la Porte de Saint Louis, el paso al Vieux Québec, casco antiguo declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1985. Estamos entrando en la Ciudad Alta o Haute Ville



Québec es la única ciudad amurallada de Norteamérica, y su muralla muestra el desarrollo del sistema defensivo usado en los siglos XVII, XVIII y XIX. 



La muralla rodea la ciudad en unos 4-6 km y se puede hacer un recorrido por ella, en un sendero que tiene paneles explicativos pero no tuvimos tiempo para hacerlo. 


Lo único que hicimos fue subir a la Porte de Saint Louis. 



Desde la puerta se tienen vistas de Les Jardins de L'Assamblée, de la muralla y de la Rue St Louis; con esta escueta visión nos quedamos con las ganas de hacer el paseo completo porque tener una panorámica de la ciudad en este plano superior tiene su punto, pero había que elegir entre murallas o ciudad, y la opción era clara, la segunda. 




De esta visión destacan el Château Frontenac, la torre de la Chalmers Wesley United Church y el edificio Price



Tras pasar la puerta, a la izquierda hay dos bustos, de Winston Churchill y de F. Delano Roosevelt, que se reunieron en el cercano Château Frontenac durante la Segunda Guerra Mundial para planear estrategias de liberación de Europa, entre ellas las del día D, con el desembarco de tropas en las playas de Normandía. En el barrio de Mayfair de Londres, Winston y Franklin están sentados en un banco, más como amigos que como jefes de Estado.



En el jardín que hay detrás de estos dos bustos, un monumento a los caídos en Sudáfrica luchando por el Imperio Británico. 


Caminamos por la siempre concurrida Rue Saint Louis, donde hay restaurantes y tiendas casi en cada local, y en la calle turistas y más turistas, pero a pesar de estos locales y de nosotros mismos desvirtuando el ambiente, es un salto al pasado por sus construcciones bien conservadas y restauradas o reconstruidas. 


Pasamos junto a la Maison Cureux, la casa más antigua de la calle después de la Maison Jacquet; la original, construida en 1709, fue destruida para extender la muralla de la ciudad y veinte años después, tras un largo juicio, Cureux hijo obtuvo el permiso para reconstruirla. 


Continuamos el paseo por la calle al tiempo que curiosamos los restaurantes para ir tomando nota. 






No hay que dejar de ir echando una visual a las calles transversales, por la que esperamos poder pasear en otro momento. 


En la esquina de Rue Saint Louis con Rue des Jardins se encuentra el restaurante Aux Ancient Canadiens, alojado en la casa más antigua de la ciudad, Mansion Jacquet, que data de 1676. En él se sirven especialidades canadienses y a juzgar por el buen olor de los guisos, la comida tiene que estar rica, pero aunque estuvimos tentados de comer aquí al día siguiente, desistimos porque no queríamos hacer una buena y pesada comida y nos conocemos muy bien, ante la carta hubiéramos sucumbido a la tentación, y tras ella hubiera sido imposible mantener un buen ritmo de paseo.