23 de marzo de 2015

Canadá - Ottawa - Parliament Hill - Centennial Flame - Parliament Buildings - Peace Tower - Library of Parliament - Confederation Building


Westminster canadiense

Tras la interesante, didáctica, entretenida y bonita parada en la Sucrerie de la Montagne emprendemos camino hacia la capital de Canadá, Ottawa, a la que aplican los adjetivos de Westminster de los territorios vírgenes o Washington del Norte; el primero, quizás algo más realista que el segundo. 

Los primeros habitantes de la zona fueron los algonquinos, luego llegaron los comerciantes de pieles franceses, y finalmente a partir de 1759, los colonos británicos. Pero no fue Ottawa, en la provincia de Ontario, sino Hull, en la otra orilla del rio Ottawa, y situado en la provincia de Québec, el que albergó los primeros asentamientos a principios del siglo XIX, con el crecimiento de la importante industria maderera del valle.

Al terminar la guerra anglo-estadounidense de 1812 surgió la necesidad de tener un enlace más seguro entre el Alto y el Bajo Canadá, lo que llevó a la construcción entre 1826 y 1832 del canal Rideau, una maravilla de la ingeniería con esclusas de 200 km que conecta Ottawa con Kingston, construcción por la que se fundó Bytown, una localidad a ambos lados del canal que pronto superó a Hull en tamaño y que pasó a llamarse Ottawa.

El problema llega cuando hay que escoger capital para la recién creada Provincia Unida de Canadá, honor que se disputaban Toronto (británica) y Ciudad de Québec (francesa), molestándose ambas ciudades por la elección en 1857 de la reina Victoria de nombrar a la también recién creada Ottawa. A favor de la reina, y de sus asesores, que Ottawa estaba más a salvo de las incursiones estadounidenses, y que además al estar situada entre las provincias de Ontario y Québec, la rivalidad anglofrancesa quedaría más diluida.

Tras la Segunda Guerra Mundial, la ciudad comenzó a levantar el vuelo, salpicándola de parques y grandes zonas recreativas, además de multiplicarse la burocracia –a los funcionarios se les exige que sean bilingües- y la población.

Llegamos a Ottawa, y el inglés comienza a dominar en las conversaciones, aunque en la realidad sean bilingües en su mayoría. Como ya es lo habitual, Ángel nos da un recorrido por la ciudad para situarnos, haciendo la primera parada en Parliament Hill, reuniéndonos junto a la Centennial Flame, la llama centenaria, cuyo calor del fuego impide que el agua se congele en el duro invierno. 


La llama conmemora el centenario de la Confederación Canadiense, y funciona con gas de la provincia de Alberta. Fue prendida por el Primer Ministro Lester B. Pearson el 1 de enero de 1967, estando rodeada por los escudos de armas de las provincias y los territorios que conforman Canadá –el de la fotografía pertenece a la provincia de Terranova y el Labrador-, incluyendo los adheridos con posterioridad a la Confederación aunque no se incluye el Territorio de Nunavut, creado en 1999 como escisión de las Territorios del Noroeste. En el exterior de la fuente están grabadas las fechas de adhesión y flores representativas de las provincias y territorios. 



Entrar en Parliament Hill es casi como pisar suelo británico, un salto geográfico conseguido a través de la arquitectura, con unos increíbles y majestuosos edificios neogóticos construidos en 1860 en piedra arenisca para albergar la sede y oficinas del Parlamento. Al frente, el Centre Block, que tuvo que ser reconstruido en la década de 1920 tras ser parcialmente destruido por un incendio en 1916. 


El Centre Block alberga la Cámara de los Comunes (365 diputados) y el Senado (108 senadores; cuya existencia está en debate y posible desaparición -por lo menos está en debate, cuestión que en España parece que no entrara a debate nunca-), que pueden ser visitados tras obtener la entrada en la calle Wellington St, justo enfrente del Centre Block, entradas que se obtienen a partir de las 8.30 h y que se agotan rápidamente, razón por la que esta tarde no es posible hacerlo y mañana en el tiempo libre del que disponíamos nos asustó el hacer la cola para llegar cuando se agotaran, y que además en la visita que dura una hora, nos retrasáramos y no pudiéramos completarla.

Curioso resulta que el Jefe del Estado es la Reina de Inglaterra, siendo representada por el Gobernador General. 


En el Centre Block destaca la esbelta Peace Tower, de 90 m de altura; a la que se puede subir (entrada gratuita) para tener una vista, supongo que espléndida, de la ciudad, pero que tampoco pudimos tener, ya que cuando llegamos por la tarde ya estaba cerrada y el tiempo del que disponíamos la mañana siguiente nos perdimos por otros rumbos. La torre fue dedicada en 1927 a aquellos que dieron su vida en el ejército. 




Uno se puede pasar el día contemplando las figuras talladas que decoran el Centre Block, es un desglose imaginativo y figurativo completo, a la par que divertido. 




No puede faltar el castor, símbolo canadiense por excelencia junto a la hoja de arce -en los laterales-, en este caso sujetando un escudo que me parece el de la ciudad de Montréal, con la flor de lis –Francia-, el trébol –Irlanda-, la rosa de los Lancaster –Inglaterra- y un cardo – Escocia-, representando sus orígenes; y supongo que los escudos que se ven detrás corresponden a otras ciudades canadienses. 


La entrada a la Peace Tower está guardada por un león a la izquierda y un unicornio –que da la sensación de estar emparedado y con signos de sufrimiento- a la derecha. 




Sobre la puerta de entrada a la torre, el escudo de Canadá -este sí es-, que consta de izquierda a derecha y de arriba abajo: tres leones leopardados, símbolo de Inglaterra; un león rampante, símbolo de Escocia; un arpa, símbolo de Irlanda; tres flores de lis, símbolo de Francia; tres hojas de arce, símbolo de Canadá. 


El Centre Block está flanqueado por los bloques este y oeste, ocupados por oficinas para miembros del parlamento. Los edificios presentan afilados tejados de cobre y llamativos trabajos de hierro forjado. El edificio del oeste estaba siendo sometido a una restauración por lo que estaba tapado y el conjunto no se apreciaba en su totalidad, y las fotos solo corresponden al bloque este. 





Giramos por detrás del Centre Block y nos encontramos con el monumento The Famous Five, de la escultura Barbara Paterson, dedicado a cinco mujeres que reclamaron sus derechos en la Corte Suprema de Canadá con la pregunta ¿las mujeres son personas?, en alusión a un artículo de la British North America Act que establecía el derecho de las personas para presentarse al Senado, derecho que no podían ejercer las mujeres y por el que abogaron, recibiendo la contestación negativa en 1928. Afortunadamente la sentencia fue derogada el 18 de octubre de 1929. 

El monumento fue colocado el 18 de octubre de 2000 en Parliament Hill, donde hasta el momento sólo se habían alzado monumentos y estatuas de políticos y reinas -y no son pocas las esculturas que hay-. Ellas fueron, y de rigor es mencionarlas: Emily Murphy, Irene Parlby, Nellie McClung, Louise McKinney y Henrietta Muir Edwards, aunque ninguna de ellas obtuvo el cargo de senador. 


Aparte de nombres políticos como Baldwin, Lafontaine, George Etinne Cartier, McDonald, McKenzie o Brown, está la estatua ecuestre de la reina Isabel II, montada en su caballo Centennial. La estatua de la reina Victoria no la conseguimos ver por las obras de reacondicionamiento que estaban realizando en la zona. 


Dar la vuelta al Centre Block tiene una razón, ver en su parte trasera la imponente y preciosa biblioteca, Library of Parliament, por lo menos en su parte exterior, que en el interior también debe ser impresionante (entra en la visita al Parlamento). La biblioteca es la original construida ya que se salvó del incendio de 1916. Ambiente puramente británico.



También se encuentra una campana que fue rescatada de las ruinas de la torre tras el incendio de 1916; esta torre recibía el nombre de Victoria Tower, midiendo 55 m. La posición inclinada en la que está la campana recuerda el modo en que quedó en el suelo tras caer de la torre. 



Hay un memorial dedicado a los policías que perdieron la vida ejerciendo su labor, Canadian Police Memorial


Un lugar curioso que existía en Parliament Hill era el santuario de los gatos, donde vivían gatos callejeros que eran alimentados por voluntarios anónimos, pero ha sido cerrado y sus habitantes adoptados por estos voluntarios. La información que tenía es que habían construido casas para ellos al estilo de las casitas de muñecas y resultaba muy curioso y extraño.

Cerca de donde se encontraba el santuario de gatos hay una construcción a modo de cenador cuyas formas recuerdan a las pagodas y templos asiáticos, llamada Summer Gazebo, que fue realizada en 1995 en reconstrucción del anterior que existía y que fue demolido en 1956. 


Desde Parliament Hill se tienen buenas vistas, al impresionante arquitectónicamente Musée Canadien de l'Historie, al otro lado del río Ottawa, y situado en la población de Hull, que pertenece a la provincia de Québec. El museo consta de dos edificios, ambos de formas sinuosas.


Del pont Alexandra sobre el río Ottawa, que comunica Ottawa con Gatineau (antes llamado Hull), Ontario con Québec, puente de acero construido en 1900. 


Del Nepean Point, donde se alza la estatua de Samuel de Champlain


De la National Gallery of Canada, con su bonita esquina acristalada, una versión moderna de la Biblioteca del Block Centre; un interesante contraste arquitectónico. 


De la Cathédrale Notre Dame. 


Además se tiene una buena visión del Confederation Building, que mantiene el estilo arquitectónico del neogótico de los edificios del Parlamento. Incialmente el edificio albergaba varios departamentos del gobierno y en la actualidad también aloja oficinas de parlamentarios. 


Por la noche, durante nuestra visita fue a las 22 h, hay un espectáculo de luz y sonido llamado Mosaika sobre el Central Block, que dura media hora, en el que cuentan la historia de Canadá, su participación en las guerras mundiales, la fauna, las estaciones del año y su particular cromatismo. Nos pareció un trabajo precioso, minucioso, en el que además se entiende todo a través de las imágenes sin necesidad de saber inglés o francés (aunque ayuda claro), idiomas en los que son narrados los hechos. 





Dos pequeños vídeos para que no solo sea la captura del momento por la cámara fotográfica. 


Si la curiosidad os puede, lo podéis ver casi completo - faltan unos minutos en la mitad más o menos-, aquí; no os decepcionará.