13 de abril de 2015

Canadá - Región de las Mil Islas - Boldt Castle - Rockport


El Jardín del Gran Espíritu (o El origen de una salsa)

Como estamos en la provincia de Ontario, hagamos una breve reseña histórica sobre ella. Ontario, conocida como Alto Canadá hasta mediados del siglo XIX, tiene una extensión mayor que España y Francia juntas, y es la segunda provincia más grande de Canadá, después de la provincia de Québec. Ontario se extiende desde la bahía de Hudson, al norte, hasta los Grandes Lagos (Superior, Erie, Huron y Ontario), al sur. En Ontario también se encuentra el escudo canadiense, donde bajo un paisaje de bosques, pantanos y lagos se esconden rocas de dos mil millones de antigüedad.

La construcción del ferrocarril y de los canales entre ríos y lagos sentó las bases del comercio y de la industria, y Ontario se convirtió en el centro económico de Canadá, con una producción mayor que todas las demás provincias y territorios juntos. Además Ontario es la más poblada de las provincias, con once millones y medio, de los que más del 80% viven en las ciudades, y de ellos, cuatro millones en Toronto.

Cuando los europeos llegaron a lo que hoy es Ontario, la región estaba poblada por algonquinos y hurones en su parte sur, pero con la llegada de los exploradores y el comercio, la confederación iroquesa de las Cinco Naciones dominó el área sur de Georgian Bay y la zona este hasta Québec, masacrando a los hurones en esta expansión. Los ojibwe poseían las tierras al norte de los Grandes Lagos y la región oeste.

Los primeros exploradores que recorrieron la provincia fueron franceses, estableciendo en el siglo XVIII fortificaciones para facilitar y proteger el comercio y la comunicación hasta el río Mississippi. El asentamiento poblacional a gran escala no comenzó hasta 1775, con la llegada de los norteamericanos fieles a Gran Bretaña, que fueron derrotados en la Guerra de Independencia de EEUU.

Cuando en 1792 llegó John Graves Simcoe, el primer teniente gobernador general, pensó en establecer la capital del Alto Canadá en la ciudad de nombre apropiado, London, pero no pudo ser, y fue Neward (hoy Niagara on the Lake), que estaba demasiado cerca de Estados Unidos, así que finalmente la capital pasó a York (hoy Toronto).

En un momento que Gran Bretaña realizaba un gran esfuerzo para hacer frente a la Francia napoleónica, el 18 de junio de 1812 los Estados Unidos le declaran la guerra para invadir los territorios canadienses. Entre las causas de esta declaración, aparte de la evidente expansión del territorio, se encuentran las restricciones al comercio impuestas por Gran Bretaña, el reclutamiento forzoso de marineros mercantes estadounidenses y el apoyo británico a los pueblos indígenas que se oponían a la expansión de Estados Unidos.

Al principio de la guerra, la posición británica fue defensiva, repeliendo múltiples invasiones de los estadounidenses, dado que una gran parte de sus fuerzas militares están ocupadas en la guerra en Europa. Siendo conscientes los estadounidenses de sus pocas posibilidades contra la Royal Navy británica, planearon la invasión de Canadá por tierra, pero la milicia estadounidense se mostró inefectiva al comienzo, aunque consiguieron finalmente el control naval del lago Erie y el lago Champlain, con lo que evitaban la amenaza de una invasión a gran escala desde el norte. Dispuestos a mantener el control del lago Ontario, los británicos comenzaron a construir naves febrilmente en Kingston, pero la guerra terminó antes de que el gran buque de guerra St Lawrence, con 112 cañones, pudiera entrar en acción.

Con la derrota de Napoleón en 1814, los británicos adoptan una estrategia más agresiva y enviaron tres ejércitos a Norteamérica, logrando entrar en partes de Maine, y gracias a la victoria en la batalla de Bladensburg en agosto de 1814 tomaron la ciudad de Washington D.C., donde quemaron la Casa Blanca y el Tesoro.

Por su parte, los estadounidenses destruyeron las fuerzas británicas compuestas de indígenas en el noroeste y sureste, impidiendo de esta forma el sueño de una confederación india que perseguía la formación de un estado indígena independiente en la región del Medio Oeste, idea que estaba bajo el patrocinio inglés. La mayoría de los nuevos colonos permanecieron leales a la corona británica, y los guerreros del jefe Shawnee, Tecumseh, que había sido derrotado por los estadounidenses en Tippecanoe un año antes, se afiliaron a la causa británica. Los británicos fueron expulsados de York y la ciudad fue incendiada en una gran parte.

Los estadounidenses repelieron la invasión británica de New York y Baltimore; en el sur se libraron grandes batallas, en las que impidieron la invasión de New Orleans, y además derrotaron a los indígenas aliados de los británicos en la batalla de Horseshoe Bend.

La última batalla de la guerra fue la de New Orleans, donde los ganaron los estadounidenses, aunque antes de la batalla, la paz ya había sido firmada (las cosas raras de las guerras).

Durante la guerra ambos bandos habían invadido territorio enemigo pero al final habían fracasado y sólo fueron invasiones temporales; al finalizar la guerra, las áreas ocupadas fueron restituidas a sus originales dueños por el Tratado de Gante (mejor no hacer valoraciones). En Canadá se considera esta guerra como una victoria ya que lograron evitar la conquista; y en los Estados Unidos, siempre optimistas, se celebró como el nacimiento de un nuevo espíritu de unidad nacional de la joven nación, y una demostración de fuerza militar que haría que desde Londres no se volviera a cuestionar la independencia estadounidense.

Después de la guerra los británicos pusieron restricciones a la inmigración procedente del sur y fomentaron la llegada de nuevos inmigrantes del Reino Unido y en menor grado de Alemania. En la década de 1840 hasta 100.000 personas al año cruzaban el Atlántico para ir a Canadá, aunque muchas de ellas pasaron a Estados Unidos; la mayoría eran escoceses de las Highlands y Lowlands, irlandeses católicos y protestantes.

Los británicos se habían esforzado mucho desde su victoria frente a los franceses y el Dominio de Canadá, para que esta nueva colonia no cayera presa de las tendencias democráticas que habían derrocado su dominio en las Trece Colonias (Estados Unidos). Intentaron crear una jerarquía social cuyo estatus fomentara la lealtad imperial (y a pesar de los movimientos, ahí sigue impertérrita la reina). Curioso es que lo consiguieran con medidas como distribuir terreno a terratenientes y al clero, no permitir reuniones ciudadanas, y sobre todo inculcar las costumbres, maneras y principios británicos, desde los temas más triviales a los más serios (supongo que sería esta última medida la que funcionaría mejor porque aquello que no te dan o te prohíben siempre causa el efecto contrario del deseado). El resultado fue que el Alto Canadá fue una sociedad conservadora, gobernada por un pequeño grupo de familias interrelacionadas, conocidas como el Pacto Familiar.

El resto de la historia del Alto Canadá se funde con la de Canadá.

A las 10.50 salimos de Ottawa en dirección a la localidad de Rockport, en la provincia de Ontario, que funciona como puerto desde 1700 y en el que se siguen construyendo embarcaciones, y que es uno de los puntos de partida para realizar un crucero por la región de las Mil Islas


No tenemos tiempo de caminar un poco por Rockport, directamente vamos al puerto para tomar un barco, bajo bandera estadounidense, y navegar por el río St Lawrence (St Laurent, pero como estamos en provincia anglófona, cambiamos el idioma), así que lo poco que vemos de la localidad es desde él. 



Lástima que el día no acompañe para la navegación y el paisaje, nada de sol y lo que es peor, nubes amenazantes. 


Los primeros 50 km del río St Lawrence eran conocidos por los franceses como le lac des milles îles, y parece que la cifra está justificada aunque se queda corta, ya que son aproximadamente 1.800 islas las que hay, de todos los tamaños. Las islas se extienden desde Kingston hasta las poblaciones ribereñas de Gananoque, Brockville, Ivi Lea y Rockport. 


La zona fue llamada con el bonito nombre de Jardín del Gran Espíritu por los indígenas. 



Durante la guerra de 1812, asaltantes estadounidenses escondidos entre las islas acosaban a los navíos británicos. Después de la guerra, la frontera quedó trazada de un modo amistoso; la línea fronteriza sigue el canal principal y ninguna isla está dividida entre los dos países.

Curiosas son dos islas aledañas, una perteneciente a Canadá y otra a Estados Unidos, que están conectadas por el puente más pequeño del mundo; además los propietarios de la casa en la isla canadiense son de origen húngaro, así que hay una fiesta de la bandera en el pequeño puente. 



Diversas compañías realizan los recorridos por las islas, pero hay una embarcación que nos resulta llamativa por sus palas traseras y por su nombre (patriótico total). 


Las bonitas islas arboladas son un lugar de recreo desde hace siglo y medio, por lo que en la mayoría de ellas hay mansiones que son utilizadas principalmente durante el verano. Lógicamente, los ricos fueron los primeros en llegar, que se alojaban bien en hoteles de lujo, bien en las mansiones que construyeron. De entre todas estas mansiones destaca la de la Heart Island, Boldt Castle. Heart Island y su castillo son visitables, pero hay que tener en cuenta que la isla es estadounidense por lo que es necesario llevar pasaporte para pasar por el puesto de aduana.


Esta mansión fue construida por el propietario austríaco del Hotel Waldorf Astoria de New York, George Boldt, como regalo para su esposa; Boldt abandonó la mansión en 1904, tras la muerte de ella, quedando inacabado. A partir de este momento los edificios quedaron a merced de las inclemencias del tiempo e incluso de vándalos, hasta que en 1977 la autoridad de las Mil Islas adquirió la isla y la propiedad por un dólar, con el compromiso de que las recaudaciones de las visitas se destinarían a su reparación para dejarla en el estado en que se encontraba cuando fue abandonada, pero estas obras han ido más allá y se han ido añadiendo elementos, principalmente en su interior. 


Se dice que el chef del hotel Waldorf se inspiró durante sus estancias aquí para crear el aliño de ensaladas llamado mil islas (curioso que después de años de tomarla hayamos tenido que llegar aquí para descubrir su origen). 


Además del castillo hay otras construcciones más pequeñas, como la torre Alster. 


Y la Power House, construida para albergar un generador con el que abastecer de energía eléctrica a la isla, y que en la actualidad alberga un museo con herramientas utilizadas en la construcción, en el que se explica cómo se obtenía la electricidad en 1900. La historia que nos relató Ángel era menos práctica pero más simpática, y es que Boldt le prometió a su mujer que la madre de ella viviría con ellos en la isla, pero como no especificó que sería en el castillo principal, le construyó este pequeño castillo. 



Continuamos la navegación hasta Alexandria Bay, donde damos la vuelta para emprender el camino de regreso. 





Con poco espacio vale para pasar días agradables de navegación y pesca, y además no falta una antena parabólica. No todo son grandes mansiones, aunque para su propietario seguro que resulta como tal.


En el puerto está el siguiente y numeroso grupo dispuesto a realizar su crucero. 


Comemos en Rockport, hay varios locales a elegir y según Ángel lo haremos en uno de los mejores, Island View, que ofrece un amplio buffet y la verdad es que no estuvo mal de calidad y variedad –el arroz un poco duro y muy rica la tarta de zanahoria-. 



Situación de Rockport y las Mil Islas: