10 de junio de 2015

Londres. Highgate - Highgate East Cemetery - Waterloo Park


Moradores célebres y no tan célebres

El cementerio oeste de Highgate se convirtió en el cementerio de moda tras su inauguración, por lo que en 1854 tuvo que ser ampliado, agregándole 8 hectáreas de terreno situadas al este, quedando ambos cementerios separados por la vía Swains Lane, pero conectados ambos por medio de un túnel bajo esta vía,  en el que por un sistema hidráulico los ataúdes eran trasladados del viejo (desde la capilla anglicana) al nuevo cementerio, de modo que se evitaba el paso por la transitada carretera atestada de carros fúnebres, dolientes y visitantes. 



El cementerio este, también propiedad y gestionado por la Sociedad de Amigos del Cementerio de Highgate, se puede visitar por libre (4 libras), en nuestro caso este precio está incluido en la visita guiada del cementerio oeste, y en la entrada nos dan un plano con las tumbas más importantes.



El cementerio este fue inaugurado en 1856, teniendo lugar el primer enterramiento el 12 junio de 1860, el de Mary Anne Webster, de 16 años, hija de un panadero de la localidad. 




Caminamos por los senderos principales, pero al igual que ocurría en el cementerio oeste apetece entrar por los secundarios sin necesidad de buscar una tumba de alguien importante; pero no lo hicimos porque el tiempo era justo para dar la vuelta al principal y porque el terreno estaba húmedo y podríamos acabar embarrados. 


Este cementerio está algo más cuidado que el oeste ya que es utilizado en la actualidad, pero también se nota el abandono tras la quiebra de la compañía funeraria, por lo que se pueden ver tumbas antiguas en estado de deterioro junto a nuevas tumbas. 


Expresiva y directa es la lápida de Patrick Caulfield, pintor inglés de pop art. Las cosas son lo que son y hay que llamarlas por su nombre. 


Algo fantasmagórica resulta la lápida de Malcom McLaren, empresario, músico, productor musical (de los Sex Pistols y Adam Ant entre otros) y diseñador de ropa; que parece no tiene nada que ver con la Fórmula 1. 


En las tumbas victorianas, cruces, ángeles y ribetes en las lápidas. 



En el mapa hay reseñadas infinidad de tumbas, en ocasiones como puntos referenciales, pero la mayoría de estos nombres nos resultan desconocidos, por lo que solo paramos en las que más nos llaman la atención, pero no nos fijamos en su morador. 

Una lápida que nos llamó de sobre manera la atención es la que tiene una escultura con una despedida emotiva, llena de sentimiento, con mucho dolor; lo que yo percibo es que el hombre se despide de su esposa, la fallecida por la laxitud de sus brazos. Además las piedras colocadas en la tumba parecen indicar el origen judío de la familia, con ellas se muestra la vida eterna (las flores son efímeras); los familiares suelen colocarla en sus visitas como prueba de haber estado en el cementerio y sobre todo de que no los olvidan. 


El hecho de encontrarnos más gente visitando este cementerio, lo cuidado de sus caminos principales, las tumbas más actuales, le confieren un ambiente menos proclive a la imaginación y a los fantasmas que en el cementerio oeste, aunque siempre se encontraría un lugar donde desatarla. 





La tumba más visitada de este cementerio es la de Karl Marx, muerto en 1883, que originariamente estaba en otra parcela, pero el partido comunista decidió exhumarlo, pagando el coste Engels, y situarlo en este lugar. Es curioso encontrarse en el cementerio, por supuesto en la parte de disidentes, cara a cara con el barbudo de Marx. 


En la tumba también yacen la esposa, la hija, un nieto y Helena Demuth, ama de llaves del matrimonio Marx y también activista política (resulta curioso el puesto en una casa donde se creía que los trabajadores tenían que ser los propietarios de los medios de producción, pero no hay que ser exigente y ser acorde con la época, y supongo que además su relación sería más familiar que algo tan frío como propietario-ama de llaves). Tras la muerte de Marx, Helena pasó a trabajar en la casa de Engels, y como deseo de la esposa de Marx fue enterrada junto a ellos, lo que habla de la cercanía. 


Desde la tumba de Marx emprendemos el camino de salida, y no buscamos más moradores ilustres, tendrá que ser en otra ocasión. 





Simpático, a pesar de ser lo que es, por su compostura, gesto y como en una sobriedad irónica, nos parece el rostro de Bruce Reynolds, así como las frases a ambos lados del busto: Esto es todo, Así es la vida. Y curioso nos resulta conocer a Reynolds, el autor intelectual del gran robo del tren realizado en 1963, que fue en su momento el robo más grande realizado en Gran Bretaña, por una cantidad de dos millones y media de libras, que actualizadas son 41 millones. Reynolds estuvo en fuga durante cinco años, y en 1969 fue capturado y condenado a 25 años, siendo liberado en 1978, tras lo cual escribió tres libros (parece que robar tiene premio) y siguió realizando actividades delictivas, como blanqueo de dinero o tráfico de anfetaminas ( no parecía rehabilitado precisamente), comercio por el que fue detenido en 1980 y encarcelado tres años. 


Más curioso resulta que uno de los hijos de Bruce, Nick, forme parte de una banda inglesa, Alabama 3, que tiene una canción dedicada a su padre, Have you seen Bruce Richard Reynolds?, y para rematar el rizo, una canción del grupo fue utilizada en la cabecera de la serie Los Soprano


Si en lugar de haber paseado por Hampstead hubiéramos venido directamente al cementerio este antes de la visita concertada para el cementerio oeste, podríamos haber buscado la mayoría de las tumbas detalladas, o pararnos más en mirar las más curiosas y artísticas, pero quizás hubiera resultado un día demasiado funerario, por lo que esta visita se podría repetir y hacerla más completa. 


Desde el cementerio atravesamos Waterloo Park, un parque de 11 hectáreas que tras una época de vandalismo y negligencia fue restaurado afortunadamente en 2005, pero dada la hora que es solo es una pequeña toma de contacto con él, ya que lo primero es entrar en Highgate y comer algo, que al final nos ha dado más la hora británica de la cena. Salimos junto a la St Joseph's Church.