15 de septiembre de 2016

Uzbekistán - Samarcanda - Plaza Registan - Madraza Tilla-Kori - Chorsu Art Gallery


Los mercaderes del templo

De las tres madrazas de la plaza Registan nos queda por conocer la madraza Tilla-Kori, construida en 1660 por orden de Yalangtush Bakhodur, donde antes había un caravanserai, que ocupaba también la madraza Sher Dor. Se sitúa entre esta madraza y la madraza de Ulugbek.




 
Entramos al patio interior, cuyas celdas están ocupadas por tiendas, en una verdadera locura comercial. 



También hay instalada una especie de yurta, pero no presenta una forma circular sino que más bien es rectangular. 


En esta madraza sí entramos con total seguridad fotográfica a su mezquita, no tenemos la duda como en la madraza de Ulugbek, pero es que hay que entrar sin lugar a dudas en ella. Su cúpula fue un añadido de la rehabilitación realizada durante la época soviética.




El interior de la mezquita primero sorprende por su llamativa decoración, realizada con pan de oro sobre fondo azul, con ello se quiere reflejar la prosperidad de Samarcanda en el momento de su construcción; y por esta razón recibe el nombre de la mezquita de oro. Lo curioso es que presenta un techo plano, pero parece existir una cúpula real gracias a la técnica del trampantojo. 


 

El mihrab y a la derecha se puede ver parte del minbar. 


Aparte de esta lujosa decoración por lo que además sorprende, aunque ya no tanto, es porque los laterales de la mezquita están ocupados por puestos de venta de artesanía, y había objetos interesantes y diferentes, al menos para nuestros ojos. 


A la salida de la madraza vemos una puerta de entrada a uno de los minaretes, con el control de No Pasar, pero nosotros hemos visto a gente entrar y salir de él, así que le preguntamos a Oyott la posibilidad de hacerlo; y para ello se dirige a un soldado, le pide el precio y nos lo dice, como nos pareció caro (no a precio europeo, pero sí a precio uzbeko), desistimos y hacemos una contraoferta que no recuerdo, y finalmente aceptó.

Unas polvorientas escaleras nos conducen a la planta superior de la madraza. 



No queremos hacernos demasiado visibles a los ojos de los visitantes en la plaza, tenemos un ataque de pudor y hasta de algo de miedo; si alguien nos descubre, el soldado negaría la mayor, que le hemos pagado para hacerlo, y nuestro guía Oyott también se vería involucrado en un problema, que por otra parte está claro que es un acto aceptado, pero mejor prevenir que curar y no causar problemas a nadie.


La principal razón de subir era por tener unas mejores vistas de la plaza, ya que no podemos acceder a ella por la celebración del festival, y eso a pesar de todo su instrumental desplegado en ella, que sin lugar a dudas hubiera sido mejor sin él. A la izquierda, la madraza Sher Dor, a la derecha, la madraza de Ulugbek




Está claro que le hemos cogido el gusto por entrar a las madrazas y explorarlas, y aunque en esta ocasión hemos sido muy comedidos lo hemos disfrutado igualmente, como en la madraza Abdullah Khan de Bukhara




Detrás de la plaza Registan, tras la madraza Sher Dor, esta la Chorsu Art Gallery, instalada en un bonito edificio hexagonal construido en el siglo XV para uso comercial, principalmente de venta de sombreros y que ahora alberga arte uzbeko actual

 

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