1 de septiembre de 2016

Uzbekistán - Samarcanda - Tumba del profeta Daniel


El muerto que no deja de crecer

Muy cerca del Observatorio de Ulugbek, en la colina de Afrosiab, se encuentra la tumba del Profeta Daniel.


   
Daniel es considerado por los islámicos también como profeta, como lo es para los cristianos, aunque los judíos no lo consideran como tal. Es muy extraño esto de las religiones.

Se cuenta que los restos del profeta fueron trasladados por Amir Timur desde la ciudad persa de Susa, en Irán, como una medida desesperada ya que no conseguía conquistar la ciudad, supuestamente por estar protegida por Daniel. Eso sí, hay otras cuantas tumbas de Daniel: en la propia Susa, en Babilonia (Irak), en Kirkuk (Irak), en Muqdadiyan (Irak) y en Mala Amir (Irán), así que saber con seguridad si está en todas ellas, en una o en ninguna parece difícil o nadie quiere saberlo. 


Las tumbas sagradas se suelen marcar colgando una cola de caballo de un palo, aunque hasta el momento no la habíamos visto en ninguno de los mausoleos visitados (no nos habíamos fijado ni nuestro guía nos había llamado la atención sobre ello, lo que no quiere decir que no estén). En este caso, la cola está bastante perjudicada, y supongo que la irán cambiando cuando se quede completamente despeluchada. 


El féretro de Daniel es impresionante, y su historia aún más; mide ¡18 m!, porque su cuerpo crece media pulgada al año. Los restos de su interior parece que están datados del siglo V a.C. Al final tendrán que ampliar el edificio para que entre el féretro, porque este supongo que ya lo irán haciendo, un ataúd a la medida creciente del muerto. 


En la colina hay algunas cuevas, algunas tapadas con puertas de madera tallada; supongo que serían de eremitas y lugares sagrados. 


Bajo la colina y el edificio que alberga la tumba del profeta hay una fuente, cuya agua parece ser que es un talismán para que las mujeres se embaracen. 



Desde la tumba del profeta nos vamos a comer, en un restaurante situado en la parte rusa de la ciudad, cuyo exterior tiene cierto ambiente palaciego, y su nombre más o menos transcrito es Hoboiú Apdam, pero posiblemente no tenga mucho que ver con la realidad. 


El restaurante tiene varios ambientes, nosotros bajamos al piso inferior, cuya decoración se asemeja más a una sala de fiestas, con mucho plateado en sus paredes, y sobre todo con lámparas u objetos decorativos modernos, de los más modernos que hemos visto en el país. Claramente, aquí por la noche, tras la cena se monta una discoteca. 


Se está celebrando una despedida de soltera, y la novia es la estrella para los turistas que estamos comiendo, ya que está realizando un book fotográfico, y todos quieren tener el propio, incluso nosotros caemos en la tentación. 



Nos ofrecen una variedad de panes, es un restaurante más occidentalizado, y por supuesto nos quedamos con el clásico de rosca compacta. 


Compartimos unas ensaladas: una de lechuga, tomate y berenjena asada; y otra de lechuga, maíz y zanahoria.



Tenemos una variedad gastronómica respecto a nuestros días de comidas y cenas por el país hasta el momento. Acompañando a la empanadilla, samsa, una rodaja de patata sobre la que se ha colocado una loncha de panceta, ¡de cerdo!, vamos a comer cerdo en un país musulmán, abandonando la ternera y el cordero, pero claro, los rusos no islámicos no tienen porqué acatar el precepto, y a nosotros nos supo de maravilla esa panceta, para haber pedido un plato entero y hacernos un bocadillo. 

Crema de calabaza con decoración de capuccino; tras mis problemas intestinales en Bukhara, he abandonado (mis acompañantes la abandonaron antes que yo) las sopas y cremas, bastante tengo con las verduras, que creo que en parte, su exceso han sobrepasado la capacidad de mis tripas. De las cremas no nos libramos, y en particular de la de calabaza. 


Pechuga de pollo a la plancha con rodajas de piña a la idem, acompañadas de unas patatas fritas bastante secas. Volvemos a agradecer la diferencia gastronómica y este sencillo pollo es un auténtico manjar. No sirvieron el típico ketchup para acompañar las patatas y no lo pedimos, las patatas se quedaron en el plato.


De postre, una crepe enrollada de manzana con canela, ¡y helado!, hoy estamos de fiesta en la mesa. 


Al subir al piso de arriba curioseamos en la sala de la que no dejaba de salir el sonido de música a todo volumen, se celebra otra fiesta, pero no sé si estaba relacionada con nuestra novia o eran independientes; lo que tengo claro es que se lo estaban pasando de fábula para las horas del mediodía que eran.

Finalizada la comida Oyott nos acompaña al hotel, es hora de replegarse y descansar o divertirse (todo ello más para él que para nosotros), y quedamos con él para la cena. 

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