17 de febrero de 2016

Uzbekistán - Margilan - Madraza Said Ahmad Khodja


Talleres coránicos

Después del paseo matinal sorpresa por el llamado Central Park, parque Al Fargony, emprendemos el camino de regreso a Tashkent, pero por supuesto antes iremos realizando algunas visitas. La salida de Ferganá nos sigue ofreciendo imágenes de vida de la ciudad, nuevas construcciones, viejas y desconchadas construcciones, cúpulas de edificios islámicos (aventurarme a decir madraza, mezquita, mausoleo, escuela, institución oficial sería una osadía total), las bonitas y decoradas paradas de autobús, y por supuesto el arco de entrada y/o salida de las ciudades.




Llegamos a Margilan, aproximadamente a 15 km y una media hora de Ferganá, que es una de las ciudades más devotas islámicas del país. La ciudad existía en tiempos de Alejandro Magno, al que recibieron con un plato de pan con pollo, plato del que recibe su nombre, murgi non, pan y pollo.

Nuestra primera visita es la madraza Said Ahmad Khodja, construida a finales del siglo XIX. En la actualidad sigue utilizándose como lugar de enseñanza, pero no del Corán, sino de artesanías varias. 


Accedemos al cuidado y bonito patio cuadrado de la madraza, en el que se ha plantado césped y árboles. Alrededor del patio se distribuían las celdas dormitorio, hoy ocupadas por talleres. 



La madraza tiene de dos iwanes (pórticos abiertos), ambos con columnas de madera y techos ricamente decorados. 




Entramos en alguno de los talleres, donde somos muy bien recibidos por sus artesanos. Por ejemplo, en talleres de orfebrería, donde realizan bonitas fuentes, jarras, platos… 





Otra de las celdas está dedica a los textiles, que ya solo por colorido merece la pena entrar. 



El artesano está decidido a contarnos su labor, acto que agradecemos, y primero nos da lecciones sobre la obtención de colores. Nos explica la obtención del color negro, que Oyott va traduciendo, y según las rápidas notas que pude tomar (de memoria no recordaría ni el color del que nos hablaba) se utiliza aceite de argán, harina, cáscara de nuez, lentejas, tuétano, resina de albaricoquero, óxido de hierro y agua. El color rojo lo obtienen con una hierba del desierto y con piedra de sal. Técnicas naturales para colores naturales. 


Cuando entramos, el artesano estaba realizando el dibujo base de lo que podría ser un mantel. 


Como sigue decidido a participarnos de sus labores, ahora nos enseña la estampación del dibujo en la tela. Primero se elige el molde y se entinta (cual tampón para sellar). 



Se presiona con fuerza el tampón sobre la tela (aunque vemos que algunos dibujos se han quedado incompletos -¿turistas con ganas de probar?-) y se queda el dibujo. 




Luego se eligen los colores y la tela cambia, y así es más fácil verla en una pared de casa.


Entramos en celdas dedicadas a telares, donde están elaborados unas preciosas y coloridas telas típicas (las veremos continuamente en el país). 




En otra celda están elaborando alfombras, y para ello primero tienen que dibujar sobre el bastidor,  creo recordar que utilizan hollín de olla. 



La visita termina entrando en la tienda, donde por supuesto compramos, ya que era difícil no hacerlo, aunque nos contuvimos porque todavía queda mucho viaje por delante, pero si se ve algo bonito y cuadra de precio (con poco regateo por nuestra parte porque no somos muy dado a ello aunque se deba) mejor aprovechar ahora que esperar, que luego a lo mejor esa pieza que tanto nos gustó no aparece más.