26 de julio de 2016

Uzbekistán - Viaje de Bukhara a Shahrisabz


Atravesando el próspero desierto

Tras nuestro paso por el cementerio judío, salimos de Bukhara, pasando junto al estadio de atletismo y campo de fútbol.  


Comenzamos a disfrutar del poco paisaje y de la vida en la carretera, aunque no hay tanto ajetreo como en el viaje de Tashkent al valle de Ferganá y vuelta, es todo más tranquilo, con menos tráfico y menos puestos y personas en los laterales, que no arcenes, de la carretera. Reconozco que parte del camino me la pasé dormitando, la noche anterior me pasó factura y tenía que descansar, pero no creo que precisamente en estos momentos la vida surgiera ajetreada ante los ojos de los pasajeros del coche. 




Y de repente, una aparición, como en un oasis, unos camellos “aparcados” junto a la carretera, esto es tipismo del bueno. 


La carretera recorre un territorio que parece ser que es rico en gas, petróleo, oro y plata, además de aportar ganadería y agricultura al resto del país; los primeros elementos se notan en explotaciones y en grandes camiones cisterna que nos vamos encontrando. 



Llegamos a la primera parada, la localidad de Shahrisabz, a 267 km de Bukhara


Lo primero es lo primero, hay que alimentarse, y de nuevo el lugar elegido para este menester es muy agradable, con un patio-jardín central y una terraza abierta donde se sitúan las mesas, ya ocupadas en su mayoría por otros grupos de turistas, aunque la fotografía corresponde a la salida del local. 



Dátiles y cacahuetes de aperitivo. 



Pepinos y tomates para prepararse al gusto, que dan ganas de pedir una batidora y hacerse un rico gazpacho. 


Requesón. 


Ensalada de berenjenas, pimientos y tomates, un clásico uzbeko. 


Si algún plato no está lo suficientemente sabroso se puede sazonar al gusto. 


Samsa, empanadillas de patata o de carne. 


Rodajas de berenjena asada con tomates y ajos. 


Oyott, gracias Oyott, sabiendo de mi problema estomacal me pidió un plato de arroz blanco, que estaba soso e insípido, pero del que di buena cuenta para alimentarme, aunque de algunos platos piqué un poquito, pero sin tentar demasiado a la suerte, no quería desatar de nuevo la furia de mis intestinos. 


De plato principal, carne estofada con patatas, de carne un poco dura para nuestros dientes, pero rico el guiso. 


Para beber, cerveza para uno, que nunca le falta en las comidas o en las cenas, y para la otra, agua, hidratándose pero sin pasarse. 


Repasando las fotos veo que en esta ocasión ¡no hay foto del pan! ¿cómo se nos ha podido pasar? De postre, fruta, uvas y nectarinas.