13 de septiembre de 2016

Uzbekistán - Samarcanda - Plaza Registan - Madraza Ulugbek - Madraza Sher Dor


Dos de tres en la arena

Desde el mausoleo Gur-e-Amir emprendemos el mismo camino que ayer por la tarde hicimos en solitario, pasando junto a la estatua de Amir Timur, para llegar hasta el exterior de la plaza Registan, cuyo nombre en tayiko significa "lugar arenoso", que era el centro principal del comercio en Samarcanda durante la esplendorosa Ruta de la Seda, existiendo en ella un bazar y un caranvaserai. 


La plaza está dominado por tres imponentes madrazas, con azulejos cubriendo su fachada, cúpulas azules y minaretes; todas ellas han sido restauradas, y algunas en su interior continúan en proceso de restauración. Hoy llegamos en horario de acceso a la plaza, aunque al estar llena de asientos y cachivaches varios para la celebración del festival internacional de música se pierde algo de su majestuosidad, de una visión nítida tanto para los ojos como para la cámara. 

Teóricamente la entrada a la plaza es válida para todo el día, y así poder hacer fotografías con diferente luz natural, pero como su acceso estaba cortado al atardecer no pudimos comprobarlo, pero he leído que es importante que la entrada no sea rasgada para poder hacer este doble uso de ella. 
 
Estas madrazas son de las más antiguas de la región, que han sobrevivido a terremotos; y en ellas se conservan inscripciones grabadas en árabe, lengua que fue prohibida durante el régimen soviético (aunque las hemos visto durante todo el viaje en todos los monumentos –o en casi todos por si acaso- con lo que este dato a lo mejor es porque en Samarcanda la represión fue mayor).

Los restauradores tuvieron que excavar tres metros de tierra para recuperar la base de los edificios, ya que habían sido cubiertas por la arena. 


La madraza Ulugbek es la más antigua de las tres, construida en 1420 bajo el mandato de Ulugbek, el Sultán Astrónomo, que posiblemente dio clases de matemáticas, astronomía, teología y filosofía aquí. Está custodiada por cuatro minaretes, los dos frontales totalmente restaurados, donde se dice que se subían los estudiantes para contemplar el sistema solar. 



En su decoración hay mosaicos con temas astronómicos, y quizás sea por tener este dato el que nos haga ver -o imaginar- estrellas, pero instrumentos o algo más concreto como que no; el astronauta se queda en la Universidad de Salamanca.



Entramos al patio, y como ya es costumbre, algunas de las celdas de la planta baja albergan tiendas.





Bajo uno de los arcos internos del patio hay una colección de bonitas y grandes marionetas en tela, supongo que destinadas a la celebración del festival. 


No recuerdo si entramos en la mezquita, porque no tenemos fotografías de su interior, si no nos dejaron entrar, o no nos dejaron realizarlas, o sencillamente al fotógrafo no le pareció interesante (mi memoria tiene un lapsus total sobre si entramos o no). 


Frente a la madraza de Ulugbek, la madraza Sher Dor, la madraza del León, una imitación de la anterior, construida en 1636 por orden de Yalangtush Bakhodur donde antes había una hanaka de la madraza Ulugbek. Su construcción duró 16 años, presentando el edificio dos minaretes frontales y dos bonitas cúpulas bulbosas. 




Su pishtaq de entrada muestra sorprendentemente en la decoración unos leones dorados, que más parecen tigres por sus rayas, que encierran una cara humana, y que persiguen a un cervatillo,  con lo todos estos elementos nuevamente se saltan la prohibición islámica de no representar animales vivos en la decoración de edificios, tal y como pasa en Bukhara en la madraza Nadir Divanbegi, con sus pavos y corderos en el pistahq. Parece ser que en este caso, al arquitecto realizar esta decoración le costó la vida, pero no la retiraron de la madraza (algo incongruente).


La cara que encierra el tigre ya la habíamos visto antes en Uzbekistán, en el Forums Palace o Dom Forum de Tashkent


Si uno no mira con cuidado, o más fácilmente, si nadie nos avisa, puede ser normal pisar la tumba del santo Imam Muhammad ibn Djafar, del siglo IX, que se encuentra en el exterior de la madraza, y alrededor de la cual se construyó la plaza Registan. 


Entramos al patio de la madraza, donde están realizando una restauración por partes, y donde en el suelo hay unos centros florales, de plástico, preparados para la decoración del festival.




Bajo uno de los pistahq un artesano está elaborando los mosaicos que luego se pintaran y colocarán.



En la plaza nos queda por conocer la tercera madraza, la madraza Tilla-Kori