21 de septiembre de 2016

Uzbekistán - Samarcanda - Siyob Bazaar


Samarqand

Junto a la mezquita Bibi Khanym se encuentra el bazar Siyob, al que como ya va siendo una costumbre durante este viaje, entramos a curiosear. Ya sabéis: madraza, mezquita, mausoleo, mausoleo, mezquita, madraza y bazar.


Nada nuevo bajo su tejado, los mismos productos que en otros bazares,  y aunque no puedo decir que en ninguno de los bazares visitados hubiera suciedad, quizás algo de caos en algunos, aquí hay un ambiente más limpio todavía. Como ya es normal se divide en secciones y productos, y así la compra es más fácil de realizar, o eso parece. 



En este bazar nuestra visita no les sorprende tanto a los vendedores ni a los compradores, están más acostumbrados a los turistas y a su procedencia, yo creo que más de uno por nuestra fisonomía y nuestro idioma al hablar entre nosotros gritaría ¡Hispania!. La visita es algo más fría, sobre todo comparándola con la calidez del bazar de Margilan, donde las sonrisas nos parecieron más naturales y de sorpresa, de miradas de complicidad entre las vendedoras; e incluso con el bazar de Bukhara, donde continuamente nos ofrecían mercancía para probar, y había que sonreír mucho para agradecerlo, sabiendo que no compraríamos sus productos y que por eso no los tomábamos, pero ellos no podían saberlo, su función es vender.


Los productos se ofrecen bien ordenados; frutas y verduras, con unos tomates con los que debe salir un rico gazpacho porque su sabor siempre ha sido buenísimo, de los que cuando los compras en Madrid te hacen decir, ¡un tomate como los de antes! (porque es que ya hasta en los pueblos de España los tomates han perdido su sabooooor); frutos secos, pilas de ellos, bien colocados. Por la sección de especias no pasamos, porque siempre resulta ser una de los más fotogénicas y no hay más que una solo fotografía de un vendedor fuera del mercado con un pequeño saco. 



La sección de dulces se ha instalado en lo que parece una nueva construcción, con columnas de madera, evocando la arquitectura monumental del país. A primera vista nos parece un "chute" de azúcar en toda regla, y no nos sentimos tentados a comprar alguno para probar. 



Y por supuesto la sección de panes, de ricos panes, que en esta ocasión resultan ser muy coloridos.